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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 229 Si, tradicionalmente, la verdad exigía cierta distancia en relación con el Ser para que la verdad fuera objetiva, ahora la presencia dialógica (al margen de distinguir) reconciHa a los comunicantes con lo comunicado, a los dos órdenes del Ser (naturaleza e historia) y a la verdad con la realidad. Porque, al objetivar mediante el logos, de alguna mane11a _nos alejamos de la realidad, ·quedando, al mismo tiempo, prendidos indefectiblemente de la misma realidaq. expresada en el logos. Y así se . convierte en nexo. de comunidad entre los comunicantes y los órdenes del Ser. El ser que habla y comunica el Ser es temporal. Si el absoluto .es considerado como trascendente (separado de lo temporol), el hombre. debe limpiarse, paralelamente, de lo temporal para alcanzar el Ser. Por este camino, el Ser se convierte en Dios y la inteligencia humana tiende a endiosarse por la necesidad de estar más allá del ·devenir y encoritrarse con el Ser. Por aquí se camina hacia la «razón pura». E. Nícol quiere romper con fa ausencia del Ser (sea propuesta por la metafísica. tradicional o por ia:s fenomenologías reduccionistas ), que ·con– duc;e a la incomunicación. Por eso, señala la importancia de «que el ser sea comunicable,· en un comunicado verdadero, sin que los comunicantes salgan de la propia esfera del ser» 750. Al suprimir la trascendencia del Ser, éste queda situado en .la realidad que deviene y sólo desde ella podrá pronunciarse 1,a palabra que lo enri– quezca con una presencia nueva. El hombre, más que interrogar sobre el Ser, responde al Ser, dándole sentido mediante la palabra, que se convierte en el símbolo del Ser. Este no tiene historia. Pero sí es histórica su pre– sencia en el fogos: «Esta presentiación es la que cambia, como el ser mismo del logos que es el honibre. El logos es histórico porque el hombre es el representante del Ser. Lo representa sin desprenderse de él, y éste es el prodigio de la palabra. · La palabra no es representante como un agente que pregona·· el Ser. Lo representa simbólicamente: como un auténtico croµ~o>.oo,. que es parte complementaria del ser.· que no habI.a» 75 1 • Estas son las líneas maestras de la metafísica dialéctica y fenomeno– lógica, que constituye la aportación más peculiar de E. Nícol. . Según se desprende de su obra Metafísica de Z.a expresi6n, o no es posible la ciencia del Ser o su obj.eto ha de ser accesible mediante una experiencia primaria y común. Por eso, el Ser se convierte en presencia, en lo real que existe cambiando. El mundo de los entes goza de paz onto– lógica y, al mismo tiempo, su estructura es dialéctica. La metafísica, con ello, recobra el carácter concreto que tuvo en sus orígenes. Lo uno, el absoluto,. es, . a la vez, cambiante y permanente. de ser que k es negada a ·la materia. ·El logos no tiene peso ni volumen, densidad o tem– peratura. ·La materia no tiene historia. Pero de la materia se hizo la historia» (CRS 276). 750. me 127; · 751 · ih 82.

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