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226 MkNOEL GóNtALÉZ Gk~CIA tibilidad ék téJOO's lo~ entes en el Set 745. Fenomenologfa y draléctka 1"(1S'Í· ti-vas que patten de los hechos y cuyo fondámento es el Ser, lá ptesencfa eterna de un ahsolnto que no tiene contrario. Este pttnto de partida nm presentaría ooa visión semejante a la de la primeta Hlosofüt griega: él atrayente espectáculo de la realidad que es cambiando. La fenomenologia nos i;:onduce a otra certidumbre preliminar: «La evidencia del Ser no es neuua o deS'-'.ualifkada, La primera visión de los entes refleja su variedad. cualitativa. Es-ta variedad sería perturbadora para el entendimiento ,si la primera evidencia no incluyese ya una nota dife– rencial, una cualificación o distinción ontológica, que es la originariá orde– nación formal de la variedad concreta: el ser que vemos es humano o no hutnárto, cómunica él mismo o es comunicable» 74ft. Si el principio de todos los principios es que «hay Ser», éste no se muestra en est«do puro. Lá infinita "tratiédád de Ios entes se presenta en 111 mora& del Ser. En ella, el hombre aparece como centro de teferertcfa. Toda la ft1osoffa de E. Nícol está, de alguna manera, immdada de .arrtro-– palogía, ya qrre es en el hombre donde el Ser akama su más predada expresi6n. La concepción del Set va a servir para comprender y explicar aI hom:hre 147 • El sét det hombre se presenta «a primera vista», en una mos– traci6n fénom:énica. Por eso, nos parece que E. Nícol procede coherente– mente cuando tomá como punto de partida de su análisis antropofógico la experiencia. El hombre no puede ser comprendido sino en un mundo dotado de contornos, en un espacio y en un tiempo determinados cuali– tativamente. S6lo así entenderemos el sentido de lo vivido. No se trata de realizar una operación, posterior a la experiencia, que infundiera sen– tido- 11 las a'éciom!S hctmaniis, sirr~ de sftoarfas- @U un:~ estructura, sea a€tual u ooiol6p;a, que las fuaga r.omprélRJiJ>les. El hómbre oo, s6.,_ vive y expe– rimenta, smo que qmere cmt?ptendér :to vivid&. 74' :ta, trtiMad 'l lt r,Put:tRd'ád' ser& otro· lMfu de rimttcar éf ten:ut def Ser, según E. Níéót. t1t ~6n dé Pa, ~ efe. l'-t,s exmt~ dentro d'e fa ;t,l'ttrmfditd se:i:út un:a conquista de la filosofía. En la tl\iidad se manifiesta 1a existerrc& d'e titt orden. la· ut:tidad él! .LI ~ oo ~ ttns lttfflítMn r,t&narla. ;m ~o tes Ja trttídallf irr~nal, k. 1tt6~. :Pbs~, ht rá26tt f011ml: la ttmftit, indMdaál y, luego-, \nene 1Jt Mstqtied; y· el: ~éttth & lit tlfticfacf. En mtestnr aperienciít pclmet.r, j,uttto, con eP dáfo ~ 1if ~idadl y el dftl1'ro, se &, t'mttbiétr, mtó' cfittt,- J.10 ttíértos prmilirio gne· es ef de M ótden-, que· m es crem:lo tlffl'• lit raz&i. n cttte ai!ffé' yg; en sí. Ni ahora ni etr &-. ~~ hl1'IIl'áM d:lté su ~ me tttt. cfitto primario- efe experienciit ef caos. & &~. !OS' séi'M. ~ e- in~ado!t eneuenttarr str ctmcordancia. Pltm todh esté' tenm:. pi:ie&- fftse 1ft 1"-100; ifi 2'49 SS.~ BH 23 SS. 141& me- fZ,; 1-,ff «Con. esto &i. de qué'aat: fuera de duda- qtte- fa- historlcídircf de? l:ioftibre' no puede tm~>IletSé el?, ~ir cófflO' u,?a ~érttfa ~Clt, ni' po.ede- p~ efe U!1á mera reacclQn polémic~ ? menos inflttithi; pdt': lit ídeobfit... Pbtt¡ue la 1cfea: cotitraTf!1, &. - hc,y- minos- mea dt! 1'a- no frlstorícldad def hombre-, es urra consec1rene1a ~· fuevilt'abfe, de' ta~ pogiclorte$ fi'.nnfámerttales- qtn!' con16 ftétlte' al' set· esá metaffsior ttddonat.. ~ tir cfffi.oofraa de· cem:ebi.r id ~ como. ser- histórico' o la dffi.culfatf err fograr que· e~ com:ep{'o se adhtfta con' todas- SOS" cortsecuencfus, rdic1t en: fa famtt: de esa primitiva doctrina de la intemporalidad» (PC 20).

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