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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL aparece claramente definido cuando escribe estas palabras en un comentario a textos de San Juan de la Cruz: «Aventura de filosofía: saber de verdad, en la inmanencia; sabiduría que ha de ser humilde. Aventura mística: saber de iluminacilm, lo– grado en la trascendencia; humildad de santidad. T@do .depende de lq que el hombre ponga en la cima de su ser: razón o amar~> 7 .2\l, Pero lo que llama la atención es cówo E. Nícol, aµn encerrándoi¡e en su inmanencia filosófica, se repela, al misJ,no tiempo, contra elfa. S4 re~lión no se basa en un camino de fe 7 30 • Es más bien una «rebeldía indomable», que hemos de definir como irracional y que daría orí.gen a «/4 esper4nza de esperanza; la espera de no se sabe qué, vacía y sin creencia: la expecta– tiva pura» 731 . Para E. Nícol, esta experiencia vital de la filosofía sería llegar hasta los límites de la existencia, donde no se puede permanecer, y, por ello, se hace necesario retornar a la vida nuevapiente, olvidándose del «fín» y reco– brando los valores vitales, más allá incluso del saber filosófico 732 . Sus palabras más claras sobre el alcance del conocimiento filosófico y su posible apertura al mundo de la tr~scendencia son éstas: «El ser de que la razón se ornpa es el ser en el tiempo y en el esµa., cío. Fuera de este marco, la razón es ciega, por constitudón, o sea por definición. Lo que haya más allá de la muerte, la razón no puede definirlo positivamente; ni siquiera negativamente, diciendo que es la nada. Tiene que limitarse, parque esta es su l .iJJ:Jitt.Wión orgánica, 4 decir que más 4ll{l sófo hay tinie.bl <Js l!,<?r4 el,la, Y cu11~@ p'1/esqffiie c;le mayores alcances, rompe sµ equilihtio interno: ,ihsorhe m.3!? ~le– meqtoa itra.cionales -espetanza, fo, afán de poder, fantasfa.....,.. de los que contiene normalJ,nente su fondón teorétfra» 733 . 729 VH 73. Cf. también 44, 68, 105. 730 «¿Qué ocurre cuando no se tiene una fe que apoye 1a vocación de la vida trascendente? Esta puede ser la más trágica de las sttuaeiones: pe1«:ibir dónde podría encontrarse fa salvación y no PD4er alca,nzarla. La, razlc)n avistada un caroin4!>, ql,\e ella misma no podría recorrer» (VR 43). 731 VH 44. Poco más adelante comenta estos versos .de San Juan de la Cruz: «Por toda la hermosura / Yo nunca me ,perderé, / Si no pOJ,' un no sé qU,é / Ql.\e !\C ~ por ventura», de la siguiente manera: «Un "no sé qué". Y ahí está todo. No le :J?idamo,s más. Dejemos que haya siempre un "no sé qué", un algo no e~licade ni alcanzado. :Porque e\ saberlo y et pos~o tock) rios qvitaría las g~a~ •de Nfflt, la es~{li.QZI\ de tener, el amor del s.aber. Y el fi16sof<:> Bknsa también, cQmo el. POCtll, que el seci:eto de la poesía es que haya secretos» (VH 80). 732 De una manera poética escribe: «fü el presente no tiene sentido habrá que dárselo... como experiencia íntima de aquietamiento. El cielo transparente, la flor silvestre, <:l ,páj,a,0 e"l el át'bol; ac¡ul)l. m0IDento Eugaa de e111~ndimienw, aq~l r3sgo de Rl\Vor y ~D.ffl)iidad, aq~l deseo de ·vivir .qqel.'iendo no ca.usi,w dañe,; la de(lencia y la sonrisa, la ¼mena cem¡pa¡¡¡.. · ~ía. Re.•at-aurar el buen ,querer .de las .. C0Sas y los··· hom,\)l'eS¡. la vida c.al.mad.a •de: los ~. el .llfflQt' ··~ •el hruw5i0 ~ die loS: goces. Olvidar !la .av.entura del peMa– miento. Más allá de la filosofía: restaurar la poesía de la vida» (VH 45). 733 VH 44.

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