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EL HOMBRE" Y LA HISTORIA EN EbUARDO NICOL 211 es decir; «llamada»; que se presenta como un «absoluto»; que no necesita justificación alguna 122. . La llamada de la vida se produce en el ser del hombre, cuya consti– tución ,está ordenada a dar respuestas a la vida. Constatada 1a permanente insatisfacción que preside la vida de los hombres, E. Nícol cree encontrar su explicación en la condición temporal y potencial del hombrei Por la condición temporal estamos abiertos al futuro. Como seres potenciales anhelamos lo que todavía no está presente. Y, por ello, surge 1a fosatis– facción, que nos hace vivir en constante tensión, que es la manifestación de la estructura constitutiva del hombre: ser• potencial y temporal. Esta es, precisamente, la vocación vital del hombre. Hay, pues, una perfecta coherencia entre la vida y el ser del hombre, sin que sea preciso indagar el . origen .de tan perfecta integración, ya que todo ello constituye un absoluto 723 • Esta vocación de la vida se concreta en las profesiones y vocaciones particulares «llamativas» (vocación=llamada), por las que se encauza la vida de cada hombre. Con ello, se van cumpliendo los distintos programas vocacionales que forman el cUrso de la historia, cuya explicación última ha de buscarse en la primera y universal vocación de la vida. . . .. ¿Por qué la vocación del filósofo .se confunde con .la vocación de la ~&? . . . Por la particular condición de esta vocación profesional. ·· Todo programa vocacional es expresión del ser del hombre, . pues expresamos para ser. La expresión no es; por tanto, un meto• mecanismo; sino que toda expresión queda cualificada ·moralmente en cuanto· obra libre del hombre, que el1ge no solamente lo que va a ser sino también cómo va a ser 724 . · · Pero el filósofo tiene una responsabilidad especial, ya que «la filosofía es, entre todas, una vocación muy particularmente distintiva, porque sú ejercicio requiere precisamente una meditación sobre la 'areté' de lo humano y sobre el 'ethos' en general» 725, · Es décir; el filósofo reflexiona sobte 1a virtud o .bondad del hombre («arété») y sobre cómo se hace el hombre («ethos>>). Tal reflexión tiene una ética propia, cuyas normas son: 1) El imperativo de la verdad. 722 Sobre la vida como absoluto que se justifica a sí mismo escribe, por ejemplo: «La vida llama a la vida, y ante este absoluto tiene que desvanecerse la duda absoluta sobre nuestro ser, sobre el sentido de la existencia» (VH 10); «La vocación de la vida es el hecho de que ésta se justifica a sí.misma por su mera existencia» (!bid.). Cf. tam- bién las ,pp. 38 y. 40. · 723 Cf. VH 10. 724 FH 10-11. 725 FH 11. Sobre el tema de la «•ateté» y el «ethos» puede verse 'V ocation et liberté', en Revue de l'Université de Bruxelles 12 (1959-60) 396-402.

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