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202 MANUEL GONZALEZ GARCIA Coherente con su exposición, sitúa tal comunidad a nivel primario y radical: «El concepto de comunidad de la verdad no representa sino el hecho radical de una coparticipación simbólica, de una común aprehensión o posesión del ser mediante el lagos» 688 . Por eso, hablar de la «búsqueda de la verdad» carecería, estrictamente, de sentido, ya que como afirma en Historicidad y trascendencia de la verdad filosófica: «Estamos, por así decirlo, rodeados de verdades; no podemos existir sin verdades; somos el ser de la verdad» 689 . La «comunidad de la verdad» no es un juego fatuo de formalismos. Si «la verdad es el reconocimiento del ser» 690 , éste es el que ·funda últi~ mamente la comunidad de la verdad, dando unidad a todo cuanto existe y revelándose, como común, al hombre en el lagos. Así cerramos, de alguna manera, el tema de la verdad y sus relaciones, afianzando todo el conocimiento en el ser. «La verdad es, por tanto, una forma de comunidad, lógica y dialógica, por la cual se determina la forma de ser común del hombre. Además, si el logos tiene efectivamente esa virtud reveladora del ser, hay que advertir que el ser revelado en él y por él primariamente es el ser del hombre mismo, ontológicamente vinculado al otro por· su esencial con– dición de parlante» 691. Teniendo en cuenta esta condición esencial «parlante» del hombre, corrige E. Nícol en parte la frase de Aristóteles que poníamos al inicio de esta sección: «que todos los hombres denden por naturaleza al conocer ... ha de significar ahora que el ser del hombre se define o determina como tal por la palabra: Todos los hombres optyou't'IXL cpúcm al logos» 692 • 688 PC 79. Pueden verse algunas cuestiones sobre la verdad en· 'El régimen de la verdad y la razón pragmática', en Diánoia (1970) 132-43; 'Verdad y ex;presión', en Revue Internationale de Philosophie 16 (1%2} 3-39. E. Nicol no .admite la opinión de que la «comunidad de la verdad» se consiga mediante la concordancia de opiniones. Nada más lejano del pensamiento de E. Nicol que estas soluciones derivadas, incomprensibles si no se da el fundamento ontológico anterior, que las haga ,posibles en el orden de los hechos empíricos. La intersubjetividad, la comunicabilidad, la coparticipación simbólica, etc., son otros tantos modos de afirmar la comunidad de la verdad. 689 Página 98. El único sentido aceptable que encuentra E. Nícol en «la búsqueda de la verdad», es si se refiere a la «verdad científica». Si el hombre estuviera absoluta– mente privado de verdades, nunca las buscaría ni tendría afán de ellas. «Buscar la verdad» también supondría una ubicación de la misma en un lugar remoto ¡para el hombre, de incierto descubrimiento al partir de un punto .que no sería la verdad. Si el hombre se afana por la verdad, es pórque parte «desde un nivel de la verdad, para llegar a otro nivel. En la ausencia completa de verdades no se promovería el afán de buscarlas. Este es el hecho que nos ;permite afirmar que el hombre se encuentra siempre, desde luego, en la verdad; que no puede existir sin la verdad; que es, en suma, el ser de la verdad, definible por ella ontológicamente» (PC 69). 690 PC 69. Puede verse también 458-64. 691 VIH 344. Escribe también en esta misma página: «El hombre se puede definir de manera aprQJ;>iada como· el ente del logos, sólo en tanto que este logos vaya precedido de una prepósición -6tci- que denote en su significado transitivo, no la relaci6n con la cosa, sino la comunicaci6n con el otro, respecto de ·za cosa». 692 VH 330. ·

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