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EL HOMBRE Y LA HIS~ORIA EN EDUARDO NICOL 199 nicación entre dos sujetos. No sólo hay un sujeto pensante y un objeto pensado, sino también un destinatario, con lo cual el conocimiento pasa de una ·estructura bipolar· ·(sujeto 0 objeto) a una tripolar (sujeto-objeto-su- jeto) 877. · Es importante adjudicar a la palabra su más profunda función en el conocimiento, sin reducirla al mero nivel de comunicación, acto posterior y derivado del conocimiento. Si la palabra sólo apareciera en la .comuni– cación, no sería órgano de conocimiento. Ya hemos visto que para E. Nícol es inaceptable la relación .pura -y, por ello, muda- entre un sujeto que conoce y un objeto conocido. El diálogo comunicativo entre sujetos es Continuidad y expresión externa del otro diálogo interior, primario y fun– dante, en donde surge el logos como razón y palabra 878. Tradicionalmente, se ha definido el concepto como «la representación intelectual del objeto», «la forma en que el logos define, identifica o ma:: niifesta el ente» 679, con lo cual se establecía que el sujeto era activo en cuanto «reproductor». E. Nícol va más allá de esta simple actividad •reproductora y define al sujeto como auténtico «productor» del concepto. Cree él que la definición tradicional del concepto, y por tanto el papel reproductor del sujeto que conoce, .tenía su justificación en la distinción entre «término» (símbolo verbal) y «concepto». De modo bien expresivo escribe: «El concepto se formula con una palabra sola, aislada, que sería como la copia de una fotografía instantánea .del objeto» 680.. Es aquí, justamente, donde E. Nícol quiere mostrar que el logos posee una doble vertiente, inseparable: representación objetiva-expresión subjetiva (producción). A saber, es, a la vez, d.1t6cpauo-ic; y 1tolr¡cnc;. Estrictamente hablando, la apófansis es sólo presentación. Mientras que el concepto sería ya re-presentación, pensamiento discursivo, puesto que «el símbolo con el cual significamos y expresamos lo representado ya no es una mera indicación: ya no dice solamente que la cosa es, o está presente, sino que cl+ce lo que es» 881 • Por tanto, no es necesario, según E. Nícol, llegar a una predicación expresa de un juicio para que encontremos la verdad; Esta 677 «In any such a presentation, thete must be present not only the thirig whioh is shown forth, but also two different subjects: the one who presents and the one to whom that thing is presented» ('The return to Metaphysics', en Philosophy aild Pheno– menological Research 12, 1961, 34). Sólo aceptando la .inclusión de otro su~to en el esquema básico de la verdad; como dato original, sería posible escapar, para E. Nícol, tanto de los problemas planteados por el realismo ingenuo como por el idealismo. Cf. VH 289 (nota 3), 329, 341-42; ME 187 (nota 12), 190; PC 81; 'Sur la théorie de l'argumentation et le concept de «pureté»', en Logique et Analyse 6 (1963) 51-68. ,678 Pasajes relacionados con estas ideas se hallan en VH 323, 127-30; PC 66 (nota 8), 81; ME 190-91; me 112-13; 'El porvenir de la filosofía', en Di4l<Jgos (1970) 20. 679 PC 77 y 72. 680 PC 72. 681 PC 71.

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