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198 MANUEL GONZALEZ GARCIA por el empleo de una palabra dotada de significación. La significación no desaparece por el hecho de que la palabra sea expresiva» 671 . Del análisis fenomenológico del diálogo podemos concluir: 1) «La .expresión no expresaría nada, si no significase nada» 67 2 . Si no existe un significado en la expresión, ésta es incomprensible. 2) «La condición previa, sine qua non, que ha de cumplir todo significado es la de ser inteligible o comprensible, y esto quiere decir, comunicable» 673 . Si, en una comunicación o diálogo, uno de los comuni– cantes no entiende, tal comunicación no es significativa. Lo que se pro– duce, precisamente entonces, es la incomunicación. Retornando desde esta salida al exterior al interior del pensamiento, hemos de afirmar que «el sujeto mismo que está pensando el objeto real significado no podría entenderlo sino en función de un símbolo que, por ser inteligible, es comunicable» 674 . Entonces~ quedan unidos esencialmente inteligibilidad (razón, contenido o nexo significativo) y comunicabilidad (palabra, expresión o nexo comunicativo), ya que «la 'pura' significación, sin símbolo expresivo, sería puramente insignificante, ininteligible» 675 . Una vez definido el logos como intención comunicativa y contenido significativo, se siguen consecuencias importantes tanto para 1a ontología de la verdad como para la antropología, a través de las nociones del otro yo (el tú), la objetividad, el concepto y la comunidad, todos ellos rela– cionados entre sí. Respecto de la verdad misma, E. Nícol corrige, con la relación dia– lógica, la primera de las cuatro relaciones de la verdad que analizábamos, la epistemológica. Esta, en el esquema tradicional, postulaba la relación sujeto-objeto: «El término primero, que es el sujeto, quedó determinado ontológica– mente por este rasgo suyo constitucional que es la tendencia hacia el conocer. El término segundo, que es el obj.eto quedó implicado en la esencial intencionalidad del conocimiento, antes de recibir otras de– terminaciones propias. En cuanto a la relación entre el primero y el segundo, queda definida previamente, sin hacer sobre ella mayores averiguaciones, como una índole peculiar de aprehensión del objeto por el sujeto, mediante la cual éste cumple una de sus primordiales fun– ciones existenciales» 676, Con la relación dialógica, la acción transitiva de entender o conocer ya no )sé detiene en el objeto, pues éste es el que hace posible la comu- 671 HE 65. Lo mismo se afirma en 66, en la nota 8. 672 PC 66. 673 Ibid. 674 PC 67. 675 . Además de los textos citados en estas notas, hay otros .pasajes en los que E. Nicol alude a la unión del contenido representativo e intención comunicativa en la expresión verbal. Así, por ejemplo, PC 67 ss.; he 283; 'Verdad y expresión', en Revue Internationa/,e de Philosophie 16 (1962) 35-38; VH 56; etc. 676 VH 322-23.

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