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196 MANUEL GONZALEZ GARCIA Pero, aunque la relación histórica de la verdad se integre con todo derecho en el entramado de la relación epistemológica y la lógica, todavía µ.o se hace plena luz sobre la verdad. La relación histórica, hasta cierto punto, viene a complicar la explicación de la verdad, ya que 1) Si atendemos sólo a la estructura vertical, la verdad es expresión de una situación histórica, de un modo concreto de enunciar la verdad, con lo cual queda afectado el valor objetivo de la verdad y corremos el peligro de deslizarnos hacia el subjetivismo o el perspectivismo. 2) Si atendemos a la estructura horizontal, quedan corregidos tales peligros. Pero surge una nueva dificultad: la verdad más que fruto de una adecuación con las cosas mismas es consecuencia de sus antecedentes, del pasado histórico. Así llegamos a lo que E. Nícol denomina «la aporía de la expresi– vidad»: la verdad, que es expresión de una situación histórica, depende más del pasado que de una confrontación con las cosas 667 . La solución se halla, para E. Nícol, en la cuarta relación de la verdad: la dialógica. 4. LA RELACION DIALOGICA Esta relación ilumina y solventa las dificultades que pueda presentar la integración de las tres relaciones vistas hasta el momento, al situar dentro del conocimiento, en su justo punto ontológico, a la expresión. Esta hacía su aparición con la relación histórica, perturbando la consecución de una verdad absolutamente objetiva. La solución se encuentra en una concepción del logos como razón simbólica, en la cual la expresividad es algo consti– tutivamente ontológico y no un elemento psicológico adventicio. Es decir, la función expresiva está asociada a la función noética. En su enunciado más breve y claro, la definición de la relación esta- blece que «el pensamiento es logos. Es logos en el sentido de razón, y a la vez en el sentido de palabra. Estas dos acepciones del término son com– plementarias o recíprocas, como el anverso y el reverso de una mo– neda, y no debieron nunca desprenderse la una de la otra. Toda palabra es racional, toda razón es simbólica» 668, 667 PC 60-61. 668 PC 61. Cf. PF 188 ss. Aceptada esta noción carece de sentido la división entre los defensores de una razón pura (racionalismo, logicismo), Porque creen que el logos es más adecuado cuanto es menos expresivo y se halla purificado de todo residuo personal o circunstancial; y los defensores de una razón vital (ciertas formas de vitalismo e historicismo, pragmatismos, perspectivismos, la misma sofística), en donde el logos es expresivo y, por ello, más concreto y vital. Cf. PC 62-64, 78.
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