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188 MANUEL GONZALEZ GARCIA 2) Ontológicamente: Hemos de entender este término en un doble sentido: en cuanto nos encontramos siempre en el ser y en cuanto afecta al ser del hombre. Sobre el primer punto baste recoger estas palabras de E. Nícol: «Importa recalcar desde ahora que el llamado problema del conoci– miento nos sitúa originariamente en el dominio del ser. El sujeto que conoce es un ente cuya forma de ser se determina justamente por el conocer; el objeto de la intencionalidad cognoscitiva siempre es el ser: es una forma u otra de identidad o existencia; y esa intencionalidad, cumplida en el acto efectivo de conocimiento, es una relación óntica (o existencial) y ontológica ... entre el ente que conoce y el ente co– nocido» 636 • En cuanto al otro sentido, tal como veremos, E. Nícol no acepta como esencia del conocimiento una relación cognoscitiva que dejara inafectado el ser del sujeto que conoce. Dado que el conocer es una función primordial del hombre, su forma específica queda condicionada por el conocimiento y sería necesario determinar cómo el conocimiento se integra en la forma estructural humana. Con estas precisiones, E. Nícol quiere marcar su separación de aquellos que consideran el conocimiento desde el solo punto de vista metodológico o regulativo, de quienes, en lugar de investigar cómo conoce el hombre efectivamente, se preocupen de determinar cómo debe proceder. Esto su– pone, naturalmente, una previa doctrina sobre la verdad, la razón, etc. 637 . Cuando E. Nícol habla del sujeto del conocimiento comienza por recordar la siguiente frase de Aristóteles: «Ilá.v-m; &v0pw-rtoL ,;ou ELOÉVCXL opÉyov,;aL q>ÚCTEL Todos los hombres tienden por naturaleza al conocer» 638 , insistiendo inmediatamente en la dimensión ontológica de tal conocer 639 . Bl conocimiento en el hombre es una actividad, un acto existencial, constituido por una tendencia hacia un objeto. Si bien éste se revestirá de diersas determinaciones, nos basta ahora, en los comienzos, establecer que «el objeto en general es aquello hacia lo cual tiende la intención de nuestro conocimiento, o mejor dicho, hacia lo cual tendemos nosotros mismos, cog– noscitivamente» 6 4 0. Más adelante, quedará completado el sentido de «cog– noscitivamente», pues no se trata de una sola y personal relación del su– jeto con el objeto, sino que el conocimiento, a la vez, es alcanzar y ofrecer un objeto a otro yo 641 . Con esta determinación, nos adentramos ya en una de las cuatro relaciones que E. Nícol establece para la verdad. 636 VH 324. 637 Esta sería la posición de filósofos como Descartes, Kant o Husserl. Cf. VH 321-25; 'The return to Metaphysics', en Philosophy and Phenomenological Research 12 (1961) 31-33, 37. 638 ViH 321; PC 386. 639 VH 321. 640 VH 322. 641 Cf. VH 323.
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