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184 MANUEL GONZALEZ GARCIA Viniendo al arte, tendríamos, como principio, que las obras artísticas deberían ser expresión de cada momento histórico. Pero fas dificultades surgen para el determinismo en el momento en el que lo estético no es, sin más, una consecuencia de la base económica. Así: 1) Una misma situación puede dar origen a diversas obras artísticas con muy distinto destino. Una pintura puede quedar anclada en la estruc– tura vertical y otra, sin embargo, dejar atrás tal estructura y mantener una actualidad estética inexplicada por la sola base económica. Como ejemplo concreto escribe: «El 'Poliptico' de Gante, pintado por Van Eyck, no es notable porque en él se expresen ila prosperidad de la burguesía flamenca en el siglo xv y las creencias religiosas predominantes en la sociedad de aquel tiempo. Es notable porque, pictóricamente, es una obra magis– tral. Y aunque su estilo, su tema y todo lo demás puedan definirla con toda precisión como pintura flamenca del siglo xv, es su valor estético propio lo que permite apreciarla fuera de su lugar y de su tiempo. En suma: aunque la situación influyera y esté expresada en la pintura de Van Eyck, no fue la situación la causante de la genia– lidad de esa obra. Esta debe explicarse por otras causas» 626 . 2) Otra situación inexplicada por la sola base económica es la evo– lución de la ,pintura, con sus variadas innovaciones y estilos. Por ejemplo, Franz Hals introduce «la pincelada gruesa, larga, espesa, robusta», y Rem– brandt, contemporáneo de Franz Hals, introduce el claroscuro, cambiando la distribución de las masas en un cuadro 627. Por ello, un análisis del arte muestra bien claramente que tanto el valor estético que perdura, como la evolución de la pintura, sólo se explican mediante conceptos de orden estético, fundados últimamente en la capacidad libre del hombre para transcender las meras necesidades naturales, econó– micas o políticas 628. Algo parecido sucede con la vida moral. Según el determinismo de Marx, estaría causada la vida moral por las condiciones económicas de una época. Se trataría de una situación transitoria no sólo en cada momento histórico concreto, sino también en todo su conjunto, ya que, al llegar a la culminación de la historia, se habría llegado a la auténtica libertad. Pero, también aquí nos encontramos con que tanto la memoria como la tradición moral tienen una evolución horizontal propia, diversa de !a línea horizontal marcada por la economía. Como compendio de esa inter– pretación de E. Nícol podemos poner estas palabras: «Ser ruin es cosa mala, lo mismo en la situaci6n feudal, que en la situación capitalista, que en la situación socialista. Lo cual significa 626 PC 252. 627 Cf. PC 252-53, en donde pone otros ejemplos de la historia de la pintura. 628 PC 254 (nota 21), 282.
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