BCCCAP00000000000000000001097

168 MANUEL GONZALEZ GARCIA tanto en un caso como en el otro, el tener que «dar razón», justificarse racionalmente 565. Así se da un importante paso en el camino de 1a individuación hu– mana, porque se abandona la vida pacífica y sin perplejidades para entrar en el ejercicio de la libertad 566. E. Nícol pone el origen de la ética y de la filosofía en la necesidad de «dar razón de sí mismo». En el primer caso para responder eI hombre de cada acto suyo, lo que dará origen a las morales positivas. En el segundo, el de la filosofía, para hacer frente a las razones que esgriman una ciencia o una episteme sacralizadas, a las de los totalitarismos exteriores que puedan ser las ins– tituciones políticas o religiosas, a las que pueda presentar un ideal anar– quista de libertad sin razones. La filosofía sería «la disposición vocacional a decir la verdad, sin compromisos ni desfallecimientos: sólo por compro– miso de hablar de las cosas tal como ellas son en sí mismas» 567 . También aparece el otro término de la acción, la naturaleza, que sigue un proceso de objetivación parecido al de lo divino. La naturaleza, dejando de ser un misterio, pasa primero a estar regulada por la divinidad. Pero comienza a convertirse en «objeto de... » (término paralelo a la creencia). Aunque lo divino siga influyendo en la naturaleza y haya todavía una cierta impregnación religiosa, la divino y la naturaleza se van convirtiendo en órdenes autónomos, distintos y diversificados, de la realidad. La filosofía ocupa un importante puesto en este proceso de objeti– vación, cuando la naturaleza deja de ser objeto de aprovechamiento mera– mente útil para convertirse en «objeto de conocimiento», que lleva consigo una relación «desinteresada». Ahora, la objetivación de la naturaleza es «una presentación de la naturaleza como 'realidad de verdad'. La fuerza vital de la verdad no está en el acierto del conocimiento, sino en la forma de relación con lo conocido: en lo desinteresado de la disposición» 568 . De esta manera, E. Nícol cierra el proceso de la individuación humana que ha conducido al hombre desde la experiencia inicial no individualizada a 1 a diferenciación entre el yo y el no-yo (es decir, lo humano, lo divino, la naturaleza), y a la posibilidad de reanudar, desde la libertad del yo, la vinculación con el no-yo 569. 565 «Con la creencia y la política, el hombre empieza a vivir según razones. Y éste es el resultado vitalmente desconcertante, e irreversible, que produce el advenimiento de la razón. La razón es, por esencia, unificante, y para este fin la emplea el hombre; pero es a la vez diversificante. La posibilidad de dar razón de sí mismo... se convierte en la necesidad de justificarse, y las bases de la justificación racional se van multiplicando. El hombre no sólo actúa; tiene que dar razón de sí mi=o» (rh 116-17). 566 Cf. IH 113; ih 116-17. 567 ih 118. 568 Ibid. Pueden verse algunas indicaciones complementarias en M. González Gar– da, '¿Existe una «filosofía española,>? La opinión de un filósofo español actual: E. Nicol', en Cuadernos Salmantinos de Filosofía XI (1984·} 617-27. 569 En IH 84 alude E. Nicol a este doble movimiento, ¡primero de separación, recorte, soledad, en relación con lo que no es uno mismo.- Pero, afianzada la individualidad

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz