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160 MANUEL GONZALEZ GARCIA b) Con los seres humanos no se produce tal delimitación de extran– jería ontológica. Se da, -por el contrario, una radical apropiación del otro. Más que de definición habría que hablar de integración. Lo que ha de entenderse. ontológicamente en una doble vertiente: lb) Integración del yo y del tú (el otro) en la misma familia onto– lógica. No se trata, pues, de pertenencia lógica a un mismo género, ya que esta pertenencia presenta a sus miembros como aislados. Cosa que no sucede en el hombre. El otro, que es el no ser del yo, a la vez es ajeno y es propio: «La imposibilidad individual de ser como el otro es una imposibilidad posible. Es imposible individualmente, pero es 'huma– namente posible', y sólo de esta manera puede comprenderse al otro en la singularidad de su ser. La alteridad no es extrañeza, sino familiaridad» 5 32 . _Con .lo cµal se establece una auténtica hermandad ontológica entre los hombres: los hombres son mutuamente complementarios 5 33. 2b) Integración del ser del yo y del no ser del tú en cuanto indi– viduos, Nuevamente quiere resaltar E. Nícol el carácter positivo de las relaciones entre el yo y el tú. A nivel ontol6gico; ya que, evidentemente, las disposiciones y actitudes contingentes pueden ser positivas o negativas. Pero esta variabilidad contingente de las relaciones fácticas no sería siquiera posible sin la otra relación ontológica fundamental. Esta integración del yo y del tú indica que el hombre es incompleto, deficiente. Y que el hueco o vacío de su deficiencia lo ocupan los demás hombres, dando origen, mediante esa complementariedad, a las relaciones hum.anas infinitamente variables 534. E. Nicol explica esta mutua necesidad con la «forma de ser sim.b6- lica». Es u.na imagen familiar a este filósofo y que dejó puesta en la portada de Metafisica de la expresión: · •·Av8pw1toc; ... &.v8pci'.mov croµ~1ov (Platón, Banquete 19ld). Así escribe acerca de la <<forma de ser simb6lica» del hombre. «Con la palabra a-vµ~o)..ov designaban los· griegos una prenda o un signo de reconocimiento, la mitad de una. pieza que se dividía en dos partes, y que permitía identificar a su .poseedor cuando las dos partes se reunían al cumplirse el convenio. Ninguna de las dos partes simbólicas tenía valor propio, sino el derivado de la posibilidad de juntarse con la otra. De parecido modo, el hombre es un símbolo 532 PC 352: 533 E. Nícol encuentra por este camino -el de la comunidad ontol6gica~ la soluci6n al problema de la comunicaci6n. El solipsismo, por ello, es un falso problema. E igualmente resultan insuficientes (.por la misma raz6n ontol6gica) las ideas de «ser con», «ser en el mundo» (Heidegger), la fundamentación negativa de las relaciones entre el yo y el tú con la interposici6n de la Nada (Sartre) (d. PC 352-53). 534 A este propósito escribe, por ejem¡plo: «El otro es, en efecto, mi no ser: ~s alguien que yo "no soy", puesto que él es. "otro". Pero taml>ién es "otro yo"; algo así como una reproducci6n o variante de mí mismo; algo cuyo ser enq¡ja en mi ser propio preci5amente porque es distinto de mí. Por esto puede decirse que su ser es mi no ser; (PC 354). Cf. también PC 94-96.
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