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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 159 a) Alternativa negativa común con todos los entes: poder no ser. b) .Alternativa positiva y negativa al mismo tiempo en cuanto se ex– presa una relación: no poder ser sino lo que es. c) Alternativa positiva: poder set de diversas maneras, eligiendo unos posibles modos de ser y dejando otros. Una visión más completa de estas alternativas, originadas en la con~ tingencia humana, también ha de tener en cuenta su unión coh la necesidad y la libertad' 527, 2) «El hombre es insuficiente porque su ser no es completo origina– riamente, y además porque no puede completarlo él solo en su existen– cia» 528. Con estas palabras, E. Nícol nos adentra en el sentido de las más profunda comunidad ontológica que existe entre el yo y el tú. Todo yo padece la ausencia presente (valga la redundancia expresiva) del ser del tú en el no ser del yo. Por eso, el hombre no puede completar su ser aisladamente para y por sí mismo 529 • La relación entre el yo y el tú es calificada por E. Nícol como dia– léctica y diálogo. En cuanto dialéctica, nos encontramos con que el tú, por ser «otro» (afirmación) niega al «yo». La complementariedad se alcanza en el descu– brimiento de que tanto el yo como el otro son «yo». Esta complementariedad es posible entre los hotnbres •por la forma de ser potencial, de donde se sigue que los hombres realizamos posibili– dades distintas, vedadas a· un yo algunas de ellas por necesidad o por elección libre, y que el otro ha cumplido. El diálogo, en cuanto apropiación mutua lleva a cabo la complementariedad 5 30, Esta también es expresada por E. Nícol con las siguientes palabras: «El no ser en el hombre es la forma complementaria del ser propio cons– tituido por el ser ajeno» 531, El hombre, como cualquier otro ente, posee una relación dialéctica entre mismidad y alteridad, dentro de lo que él es óntica y ontológicamente. Pero esta relación no es uniforme. Hay dos modalidades de relación: a) Con los entes no humanos mantiene una relación de exterioridad, en cuanto el ente no humano es ajeno al hombre y define su campo. Esta situación se vierte en «extrañeza», ya que los entes no humanos no per– tenecen a la propia familia ontológica y, por tanto, son extranjeros onto– lógicamente. 527 Cf. PC 286-89; PTP 57. 528 PC 289. 529 Por eso ClJitica la concepción de Sartre según la cual la alteridad es purt negatividad (cf. PC 289). 530 Cf. PC 289-91. 531 PC 351.

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