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14 MANUEL GONZALEZ GARCIA sus disposiciones naturales que efectúa cada individuo aisladamente, para sí mismo. Estas coincidencias constituyen una tradición» 9 • Esta tradición, con unos caracteres tan amplios e indeterminados, estaría compuesta tanto por pensadores de distintas épocas como por quienes inves– tigaron sobre ellos y así contribuyeron a formar el carácter de la «Escuela de Barcelona». En el primer caso se encontrarían Lull, Arnau de Vilanova, Eiximenis, Turmeda, Sibíude, Auzias March, Ramón Martí, Luis Vives 10 , Martí D'Eixala, Llorens y Barba 11, Serra Hunter, Tomás Carreras Artau, Joaquín Xirau, Jorge Udina, Francisco Mirabent, Pedro Font y Puig, Juan David García Bacca, Juan Roura Parella, Ramón Roquer, José Calsamiglia, Domingo Casanovas, Amalia Tineo, Jorge Maragall, José Ferrater Mora 12 . Entre los investigadores estarían Tomás y Joaquín Carreras Artau, Milá y Fontanals, Menéndez Pelayo, Joaquín Rubio y Ors, Antonio Rubió y Lluch, Jorge Rubió y Balaguer, Nicolau d'Olwer, Martín de Riquer 13 . La tradición de la «Escuela de Barcelona se distinguiría principalmente por la presencia de un «sentido común», cuyo contenido resume E. Nicol en una doble dimensión: 1) En que «la opinión discrepante, hasta la más inesperada, no implica la ruptura de la comunidad del sentido. Este quebranto lo produce automá– ticamente la insensatez, la falta de sentido que llamamos dislate, esa demencia o dolencia de la mente que es la pérdida del sentido común; en suma, la privación de la evidencia. La sede de las evidencias sería, pues, como un templo: una morada común, y no el rincón privado y privilegiado del cien– tífico» 14 • 2) En «que la razón es común y es unitaria por debajo de sus variadas formas y que, por ello mismo, los principios han de ser fundamento de la existencia y no sólo de la ciencia: han de ser evidencias primarias y comunes y no las conclusiones que coronan el edificio de una teoría» 15. Junto a esta pertenencia de E. Nícol a la «Escuela de Barcelona» es preciso aludir -para una mejor comprensión de nuestro filósofo-, al influjo ejercido por tres personajes en su vida: Jaime Serra Hunter, Torras y Bages, J. Maragall. Para E. Nicol, Jaime Serra Hunter es un «ejemplo de cordura y discre– ción» 16 • Igualmente de probidad, que se manifestó no sólo en la vida per- 9 Op. cit., 166. 10 Op. cit., 192. , 11 Op. cit., 195, 197. En la p. 190 incluye también a Balmes dentro de los miembros de la Escuela. 12 Op. cit., 204. 13 Op. cit., 193. 14 Op. cit., 198. Con esta indicación estaría unido lo que E. Nícol define como «sentido pacífico de la filosofía» en la «,Escuela de Barcelona» sentido definido por la «capacidad de buscar la razón, más que el empeño de tener r~ón» (op. cit., 178). 15 Op. cit., 199. 16 Op. cit., 179.

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