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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 1.37 propiedad de nuestro ser, la capacidad funcional de la verdad: nuestro ser sólo funciona o existe con verdades, en verdades, por verdades, desde ver– dades» 441. Esta «capacidad funcional de la verdad» consiste, para E. Nicol, en primer lugar, en un «modo de ·comportarse» frente al otro 442. En segundo lugar, y de manera derivada, la verdad supone también una actitud frente a las cosas. Son, pues, dos los elementos a tener en cuenta en toda verdad: 1) La expresión, que es el fundamento ontológico, por el que es posi– ble la comunicación, es decir, la intencionalidad ex;presiva o comunitaria. 2) La representación o presentación del ser 443. Pero, en última instancia y para nuestro filósofo, la referencia funda– mental para la verdad está en el hombre mismo. El es el productor y creador de su propia acci6n, es decir, de su expresión, obrando según su propia cons– titución ontológica (libertad, historicidad, etc.). La verdad simplemente ,ex– presa el ser como es y, por eso, puede afirmarse: «La expresión no es, por tanto, una fase derivada, que presuponga la posesión de la verdad. La verdad no se expresa: la verdad está en la expresión misma» 444. Otras consecuencias, que se derivarían de la expresión, se refieren a lo que se expresa. En este punto, la expresión revela, .por un lado, la comu– nidad ontológica y, por otro, curiosamente, es también origen de la diver- · s:idad óntica, :plasmada e1'l víncwos variados existenciales de comunidad, siendo, de manera simultánea y correlativa (dialéctica), principio de comunidad y principio de individuación. Por último, la expresión desemboca en el símbolo, el modo como se expresa, cuya razón se halla ·en que «el hombre es la "imagen y semejanza" del hombre. El yo es el símbolo del tú, o sea, la otra mitad del tú que le permite al yo reconocerse a sí mismo en él, cuando los dos se reúnen en la ca-presencia dialógica; El mei;o estar frente a frente un hombre y otro hombre es ya un diálogo, antes de que se inicie el diálogo propiamente dicho, antes de que nin– guno de ellos comience a utilizar, para expresarse, los recursos de un determinado sistema simbólico común» 445 • 441 ME 259, nota 3. 442 ME 253, nota l. Cf. también 262-64. 443 Con estas dos dimensiones de la verdad se unirían los problemas de la vera– cidad, la eticidad, la verdad-el error, el ser con sentido y el ser sin sentido, la ambi– güedad, etc. (d. ME 329 ss.). 444 ME 281. 445 ME 349-50. Cf. también 302-3. 10

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