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EL HOMBiB Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 135 por fragmentación, alterable mecánicamente, mientras que el individuo es «indivisible» 430 • · En el segundo caso, las aves, penetramos en el reino animal. Los ejem– plares de este reino orgánico tienen en común con los del reino inorgánico la unidad numérica y la posición espacial. Pero poseen otros nuevos carac– teres que diferencian su principio de individuación del· vigente en el reino inorgánico. Son estos: 1) Unidad derivada de factores biológicos, en virtud de la cual el ser vivo es indivisible y posee una individualidad propia 431. 2) Unidad funcional sinérgica, en virtud de la cual el ser vivo no es una simple suma de elementos bioquímicos o funciones fisiológicas, sino una individualidad revelada a través de la sinergia, que «es una coordinación centralizada de funciones que se mantiene activa mientras vive el organismo, y cuya interrupción produée simplemente la desaparición del ente. como ~»~. ' ' 3) Una capacidad de relación con otros individuos de su especie. Ello es posible porque los individuos de .la misma especie coordinan sinérgica– mente funciones específicamente iguales. Dentro de las relaciones, ocupa un lugar destacado la procreación, en la cual los individuos reiteran la· especie mediante innovaciones, sin limitarse sólo a la pura repetición cuantitativa 433. El hombre, por su parte, tiene un principio de individuación propio. Ciertamente posee la unidad orgánica de los seres vivos. Pero «resulta inade– cuado representar la forma de ser del hombre como una variante específica del concepto genérico de naturaleza animal» 434. Sin embargo, éste es el camino seguido por la tradición filosófica hasta llegar a la definición del hombre como «animal racional». En este caso, la forma de ser del hombre, individualidad numérica, coincide con la forma específica. Al no pertenecer las diferencias individuales a la «forma de ser», la metafísica sólo se detiene en el estudio de la cuestión lógica y ontológica de la diferencia entre la especie ,humana y las especies vecinas. Así se determina el género común (animal) y la diferencia específica (racional). En lugar de este camino, E. Nicol propone otro, cuyo punto de partida 430 «Realmente individu,al es aquello que no puede existir sino como unidad enti– tativamente independiente; o sea, aquello que contiene en su esencia mi&ma la nota de individualidad» (art. cit.,, 119).. Respecto de la individualidad impropia. que poseen los sereti inorgániCO&, E, Nícol indica la posibilidad de considerar diversas formas de individuación teniendo en ·cuenta las estructuras, las simetrías geométricas, las partículas nucleares, etc. 431 Art. cit., 120. 432 Art. cit., 121. 433 Para E. Nícol la «es¡pecie» no tendría una función lógica equivalente a la del universal respecto de lo particular. «!Especie~ sería un concepto ontológico en biología: la especie no es una abstracción. Vive y evoluciona en los individuos que, mediante sus relaciones individuales, dan realidad a la especie, Porque los entes orgánicos poseen una unidad irreductible (no ullll simple singularidád numérica} y, al mismo tiempo, están dotados originaríamente para relacionarse con individuos de su especie, ésta es un11 realidad y no un concepto abstracto (cf. art. cit., 119-21). 4.34 Art. cit., 122.
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