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EL HOMBRE Y LA HIS~ORIA EN EDUAitDO NlCOL 129 El presente se apoya en el pasado, pues lo vivido es irrenunciable. Con todo, y porque nos movemos en la temporalidad (lo cualitativo), y no en el tiempo (lo cuantitativo y homogéneo), el pasado no aparece como «una especie de fluencia continua, indivisa e informe. El pasado tiene formas y estructuras» 404. Pero el presente es proyección hacia el futuro. Este no puede desligarse ni del pasado ni dfl presente. No es pura indeterminación. Todo acto, pre– sente o pasado, de. 1a vida individual encauza y condiciona las posibilidades del futuro. Pero el futuro tampoco es determinación. El único límite que tiene el futuro individual es la muerte individual. Precisamente, porque el futuro no es determinación y porque tiene un límite irrebasable, se dan proyectos y anticipaciones. El futuro carece de formas y nuestro intento de conformarlo se funda en las formas existenciales del pasado. Por eso, «las anticipaciones sólo son posibles en tin tipo peculiar de ser que, ontológicamente, es posi– bilidad o potencia, y psicológica o funcionalmente, recarga siempre ·su pre– sente en el pasado» 405 • Esto es lo mismo que afirmar que el hombre tiene conciencia de que su existencia es posibilidad y se proyecta hacia el futuro· gracias a tal conciencia histórica. B) Vida colectiva En la vida colectiva, la evolución es análoga a la de la vida indivi– dual 406. También en la vida colectiva se da un presente sobre el .que obra lo recibido en herencia del pasado, de tal manera que dicha herencia (pieza articular de toda evolución humana) conforma y. pesa como «destino» sobre las instituciones públicas, las formas de vida colectiva y cualesquiera otras. creaciones espirituales (arte, pensamiento, religiosidad... ). En este punto, hay que señalar la conexión íntima entre la continuidad histórica (la evolución histórica) y el cambio que tiene lugar tanto en las situaciones vitales del hombre, como en el paralelo cambio de su propio ser 4 0 7 , · El futuro, dentro de la vida de las comunidades humanas, ha de estar integrado en la realidad humana actual. Por ello, no es pura indeterminación. Está condicionado por la historia, aunque siempre ha de existir la novedad. Ni el individuo ni la comunidad pueden repetir lo ya vivido: <<Estos hombres posteriores no pueden descubrir lo que ya fue descubierto, no pueden actua- 404 IH 38. 405 Ibid. 406 IH 39-40. . . 407 Para E. Nícol, las distintas historias (de la religi6n, de la política, de la filo- sofía) recogerían las relaciones, junto con su proceso, que el hombre ha tenido en los campos religioso, político, etc. En la filosofía se trataría más bien del modo c6mo han sido concebidas racionalmente dichas relaciones (cf. IH 40). 8.

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