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128 MANUEL GONZALEZ GARCIA Antes de tratar del mismo, es necesario una comparación entre el mundo de la ciencia y el mundo humano de cara a la determinación y conocimiento del futuro. En esquema, éstas son las características de cada uno de tales mundos: Mundo de la ciencia - Se puede calcular el futuro. - El futuro es de determinación. - Se opera con la categoría del tiempo. - La continuidad temporal es re– gular, uniforme, cuantitativa y homogénea. Las variables son ponderables. Mundo humano Se puede conjeturar el futuro. - El futuro es de libertad. - Se opera con la categoría de temporalidad. - La temporalidad procede de mo– do irregular, multiforme, con continuidad cualitativa y hete– rogénea. - Las variables son impondera– bles. Sólo hay una constante cierta: que el futuro tiene un límite, es decir, la muerte, sea individual o de la humanidad 401. Indicada esta distinción entre los dos mundos, necesaria para no repetir conceptos, hemos de señalar la evolución de las formas históricas, tanto indi– vidual como colectivamente. A) Vida individual La temporalidad en que se mueve la vida individual se presenta «como una conexión funcional y orgánica del pasado y el futuro en el presente» 402 • Son 'tres, pues, las dimensiones temporales que han de tenerse en cuenta para conjeturar la evolución histórica. Es preciso partir del presente para clarificar la conexión funcional y orgánica de las dimensiones temporales. El presente es un absoluto existen– cial. En él se realiza una situación fundamental del hombre: «La época en que nace, la esfera cultural en que se forma, las circunstancias familiares, y hasta las capacidades físicas de que está dotado, son factores irrenunciables, con los cuales se encuentra y tiene que contar, que limitan su vida y la en– cauzan desde su origen en una cierta dirección» 4 o3. Al mismo tiempo, el hombre individual es un ente con posibilidades existenciales por su constitución óntica potencial. 401 1H 37-38. 402 1H 38. 403 1H 39.

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