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118 MANUEL GONZALEZ GA~CIA continuidad. A este propósito, escribe palabras que recuerdan, y repiten, conceptos y análisis ya hechos en Psicología de las Situaciones Vitales 359. De manera semejante, podemos hablar de la temporalidad de la huma– nidad que aparece en la historia. Esta temporalidad no es sólo el pasado: «Tampoco la historicidad humana colectiva se reduce al hecho de tener un pasado y ser consciente de él. La vida colectiva se cualifica igualmente por su presente y por su constante anticipación del futuro» 360. Además de que, en lugar de hablar de «historia» en singular, habría que hacerlo de «histo– rias» en plural, pues« la humanidad no es homogénea, neutra, única y anó– nima; sino heterogénea, cualificada siempre, y diversa» 361. Pero ni siquiera basta poner dos líneas paralelas de temporalidad, según afecten al hombre individual o a la humanidad (memoria o historia con sus correspondientes dimensiones temporales -pasado, presente, futuro-). Es preciso señalar la complementariedad de dichas líneas: - La historia es posible porque el hombre individual tiene memoria, es temporal, y la vida colectiva es «una de las formas naturales y espiri– tuales de la vida individual» 362. - El hombre individual, además de temporal, es histórico porque en su vida hay vínculos con todo lo que no es él. Investigar cómo son y cómo evolucionan tales vínculos es la materia de la historia 363 • La historia indi– vidual sería la biografía; la del grupo humano, historia colectiva 364 • Una vez hechas estas observaciones a la noción de hombre propuesta por el historicismo, E. Nícol desemboca «en una nueva idea del ser del hom– bre donde tiene que buscarse, ante la evanescencia total de la realidad, el punto de apoyo que establezca lo que sea firme respecto del cambio de la humanidad -historia- y conjuntamente, lo que sea firme respecto del cambio individual -temporalidad-» 365. b) EL HOMBRE, UNIDAD DUAL Para alcanzar •esa meta, E. Nicol parte de la descripción del hombre que hace la psicología, tal como él la llevó a cabo en Psicología de las Situa– ciones Vitales: el hombre es una unidad vital y, al mismo tiempo, un con– junto de tensiones interiores 36 6 • Las tensiones se manifiestan en el presente 359 Cf., por ejemplo, IH 25; PSV 71 ss.; VH 10, 15-16, 299. 360 IH 26. 361 IH 25. 362 IH 26. 363 Ibid. 364 IH 33. 365 IH 28. 366 Las tensiones interiores, para E. Nícol, tienen su origen en el problema del tiempo y del ser. Y las inquietudes y la reflexión no son sólo filosóficas. También son vitales y religiosas. Filosóficamente, en la antigüedad, la cosmología buscó una sustancia primordial o un principio que sustentara y explicara el cambio. Desde el punto de vista vital y religioso, la muerte corporal provocó la búsqueda de la intemporalidad y la inmortalidad. Y una solución fue el pensar que no moriría todo el hombre: que desapa-

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