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114 MANUEL GONZALEZ GARCIA estos valores expresivos son indisolublemente inherentes al lenguaje mis- mo» 343. 2°. Lo significado no siempre es objetivo y conceptual. 3º. Con el lenguaje expresamos experiencias vitales y actitudes perso– nales 344. A la hora de finalizar esta exposición, hay que recordar que la com– prensión del hombre, que es la meta que se propuso E. Nicol en su obra, sólo es posible mediante: 1) Una teoría de las situaciones vitales. 2) Una teoría de la expresión 345. La «teoría de las situaciones vitales» ya no volverá a ser expuesta en ninguna otra obra. Aunque será completada con las teorías ontológicas de La idea del hombre. Por su parte, la «teoría de la expresión» será objeto de exposición sistemática en Metafísica de la expresión. 2. LA IDEA DEL HOMBRE El segundo momento de la antropología de E. Nicol se halla en La idea del hombre, obra del año 1946, iniciada ya en 1928 346 • 343 PSV 153. 344 Una explicación de estas afirmaciones puede verse en PSV 154-55. Sobre el valor expresivo del lenguaje escrito puede leerse PSV 155-56. En relación con el lenguaje define algunos términos que vienen a completar su valor expresivo. Así: a) El estilo: «las formas expresivas del lenguaje, en su unidad conjunta» (PSV 156); es un logro personal, un hábito. b) El pliegue: «un estilo profesional, y lo constituyen ciertos actos y actitudes, hábitos mentales, gestos y modismos verbales derivados del ejercicio de una profesión» (PSV 160). El pliegue es manifestación de una influencia colectiva o de grupo. c) La disposición: es un pliegue adquirido «para comportarse de cierta manera en todas las situaciones de la vida» (PSV 161). Es siempre una actitud pre-ventiva. No sempre se adquiere como fruto del pliegue profesional. Como ejemplos concretos de «disposición», cita los ambientes religiosos, los militares, los científicos• y filosóficos. d) El estado: «es la situación, y la actitud que en ella tomamos, después de la experiencia, y como consecuencia de ella» (PSV 161-62). Otras anotaciones sobre el lenguaje, en Filosofía de Cámara (VH 83-89). 345 PSV 150. 346 Esta obra tiene una segunda edición del año 1977. Tanto en una edición como en otra, el problema que se plantea es el mismo: estudiar cómo «las formas históricas del ser del hombre, las grandes etapas de sus cambios reales. son modos diferentes de integración en la comunidad. Esta integración, que como tal es un hecho per'manente -el hombre no está sólo nunca-, varía en cualidades, en direcciones, dijéramos también en intensidades» (HE 20). Se trata, pues, de un análisis del fundamento ontológico de la historia. Materialmente, las obras tienen la misma composición: una introducción en la que se expone la teoría y luego un repaso del ser histórico del hombre en el mundo griego. El contenido concreto de las dos obras se diferencia bastante, aunque también hay que reconocer que se complementan. La edición de 1946 tiene una exposición más sencilla de la doctrina; en la de 1977, la introducción tiene una terminología más complicada, fruto de otras obras publicadas en el espacio comprendido entre la aparición de las dos ediciones. También es cierto que algunos temas solamente insinuados en la edición
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