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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 113 La expresión está unida inseparablemente a las «situaciones vitales». Si toda vida humana está organizada en situaciones vitales, cada una de ellas expresa la conmoción que vive el sujeto. Nuestro modo de vibrar en una situación es un movimiento expresivo 339. Estrictamente, sólo el hombre se halla en una situación vital y, por ello, sólo el hombre es expresivo 340. La expresión tiene dos caracteres: 1) Intensidad. 2) Sentido. La intensidad es fácilmente comprensible como carácter de la expresión, si tenemos en cuenta que el movimiento expresivo es sólo la manifestación de nuestro modo de vibrar en una situación. Comprendemos, a su vez, que el sentido es un carácter de la expresión (consecuencia de la situación vital), pues ésta requiere para ser «vital» el descubrimiento del valor para la vida: «Todo en la vida tiene sentido para el hombre, aunque no lo tenga en sí mismo; así todo puede ser expresivo para él, porque la intuición de una expresión es la intuición del sentido. Algo tiene sentido para mí cuando de algún modo me afecta, me atañe o repercute en mí» 341. Formas concretas expresivas son el gesto y la postura 342. A su lado, suele considerarse como «expresión por excelencia» el lenguaje. Aunque no todos los pensadores hayan aceptado la expresividad del lenguaje por creerlo constituido por significaciones objetivas, por conceptos. Como afirmaciones generales, y en contra de tal opinión, E. Nícol esta– blece los siguientes principios: 1 º. La palabra, aun en una significación unívoca, está llena de valores expresivos. «Siempre que hablamos, hablamos de algo, pero hablamos también por algo y para algo y para alguien; no podría, por tanto, afirmarse que significación y expresión son algo distinto y hasta opuesto. Aun cuando juzgásemos que los valores expresivos se sobreañaden a las significaciones, 339 PSV 147. 340 Cuando decimos que otros ~eres «e:><presan» es porque proyectamos sobre ellos, sean seres vivos o naturaleza, el sentido que tienen la actitud y el gesto humanos. En las cosas (por ejemplo, el frío o la desolación de un páramo), proyectamos una cualidad expresiva sobre lo que no la tiene en sí. En el ejemplo aducido, en el páramo, se trataría de una cualidad geográfica o climática. La comprensión de los animales domésticos se hace pór analogía (PSV 148, nota 5). Cuando se trata de los hombres, la expresión es com-penetración (PSV 149, nota 6). 341 PSV 149. 342 Gesto y postura son formas externas cuyo sentido deriva de otra forma expre– siva interior: la actitud. La actitud es adoptada por el sujeto y depende también de todo aquello ante lo que se adopta la actitud. Esta, una vez integrada en la situación vital, actúa e influye en la misma situación cambiándola. En cuanto a la falsedad, ésta no estaría nunca en la actitud en sí, sino en la corres– pondencia entre actitud y gesto (d. PSV 150-51).
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