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19 20 21 22 La catedral lejana, como un sueño, enraizada en mi alma. Sus campanas eternamente sonándome a Dios La luna que cogió.el niño en el agua azul del sueño, triste, al abuelo dormido, se le deshace en los dedos. La dulce luna no sabe, no sabe nada de aquello. El niño gusta y regusta la luna de caramelo. (Al abuelo se le ahogaba el alma en los ojos negros). Los niños son en la vida el chupete del abuelo; con él endulzan los labios de la amargura del tiempo. (El niño gusta la vida en el biberón del sueño). Ya los niños no vienen. La vieja plazuela todas las tardes se queda sola. El caserón se derrumba cargado de sombras. Caen las noches. El viejo reloj de la torre vierte sus horas. 51