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PRESENTACION con carta a Primitivo Díaz Me resulta difícil presentarte, querido Primi. Más ahora, que te encuentro vivo en este pequeño libro tuyo. Me da la impresión, en este invierno, de que has abierto tu balcón y me ha invadido ht eterna primavera. Me recuerdan aquellos años cincuenta, con poco más de veinte años, cuando dabas rienda suelta a tu corazón abierto al amor, a la ilusión y a la esperanza. Ni puedo ni quiero entrar en crítica de tus poemas. Desde entonces y siempre, has sido un alma florida, profundamente sensitiva. Te has definido con la lógica vital. La vida ha sido tu máximo argumento y raciocinio. Recuerdo ahora aquellas íntimas veladas de Colegio, cuando leías estos mismos poemas: tu voz quebrada, tu gesto de poeta en trance y entusiasmo, tus ojos en profundo alumbramiento, recogiendo del alma las aguas de la vida. A veces la tristeza, la amargura de la ausencia, la tierna compasión, la duda y la esperanza, las manos levantadas, la luna que va huyendo, la madre que te ampara, la carne que te punza, la muerte que presientes, el amigo que se va y Dios que espera en el Misterio. Recuerdo tu ilusión más allá de los versos y los sueños, la angustia del cáliz derramado, cercano ya tu sacerdocio, la búsqueda de Dios y los hermanos. Tu vida tejida en verso cuando aún tenías veinte años. Tu libro me vale tanto como una historia anunciada a voz de verso y corazón. YO UN POEMA resume tu vida entera: desde la Casa de los Díaz en el Valle de Lana a la Casa de Francisco y de Dios a la orilla del Arga. YO UN POEMA resume toda tu ilusión: A Dios no lo ha visto nadie, tenemos los ojos muertos. El día del gran retorno le veremos. D. Irib arren 3

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