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Hora mística El aire vulnerado por el vuelo íntimo de pájaros heridos. Se deslíe el pensamiento, como una nube, en las manos dormidas de un ángel. Mis manos tristes en el agua dormida; cautivo del agua, florecida en sueño Ha anclado el barco del tiempo en un momento lírico. Están los árboles mudos en oración estática -¡oh la flor del silencio!- (En un cromo el sueño de Francisco). Me ausento detliempo y de la tierra camino de Dios y de mí mismo. Pasan raudos ciclistas azules por rutas de cristal, espirituales, abiertas en la nieve. Es el mar la inmensa rosa azul, abierta en sangre. El cielo un mar lejano, cuajado de nostalgias. Difícilmente torna mi espíritu cansado que cruza un mar eterno. Al romperse el sueño tiene el agua viva la angustia de niños ahogados, lejos en su cauce. Como en la blanca nieve. La soledad de ángeles volados para siempre en el alma. 37