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de fiesta son mds graves que los cometidos en días laborables. Sobre la segunda cuestión, es decir, sobre si todo pecado mortal externo contrae dos malicias diversas de carácter grave, los teólogos se dividen en tres corrientes. El primer grupo de teó– logos responde afirmativamente, el segundo niega que adquiera una nueva malicia de carácter grave y el tercero adopta un término medio y distingue entre pecados externos duraderos y pecados momentáneos. La sentencia más probable y la que se debe seguir absolutamente en la práctica, es la sentencia de los antiguos ma,estros, que está gara.i.,.tizada por las más po– derosas autoridades y por la enseñanza tradicional trnnsmitida hasta nosotros desde los primeros siglos del cristianismo 038 ). Este es el último esfuerzo realizado en defensa de las ense– ñanzas de los antiguos acerca del pecado cometido en días de fiesta. Pero estas voces bien fundadas, por cierto, sobre docu– mentos de los SS.Padres, de los grandes teólogos del medievo y de concilios particulares ( 139 ), van a quedar ahogadas por las ideas y por la doctrina, cada día más común, de la corriente moderna. 3. Estado actual de la cuestión. Los moralistas modernos se han apropiado la mentalidad iniciada en los comienzos del siglo XVI acerca del pecado co– metido en los días festivos, con lo que sus enseñanzas han ve– nido a constituirse en doctrina communiter recepta. Tanto es así que los autores de los moderno,s manuales de moral, gene- <138) lbidem, n.4, p.117s: « Respondeo communem esse sententiam inter tum veteres cum recentio,res peccata lethalia extrinsece commissa die festivo esse graviora. An autem haec maior gravitas sumi debeat tamquam materia sacramenti poenitentiae necessaria, discussioni theologicae adhuc obnoxia est et tripliciter quaestio resolvitur. Prima resolutio est affirmativa, altera negativa, tertia ínter utramque mediat, quatenus inter peccata momentanea et diuturna distinguit... l'eccata momentanea in hac senten– tia speciem non constituunt diversam necessario manifestandam. Secus vero peccata secundi generis. Qualis sententia ex mox memoratis sit ptobabilior et in praxi absolute sequenda? Respondeo eam esse caeteris a!iis praeponendam quae potioribus auctoritati– bus munita est et saecula vetustiora servarunt et viri quoque in facultate theologica primi subselii tutati sunt. Porro sententia quae circumstantiam diei festi per lethale peccatum violari, mortalem dicunt, potior!bus auctoritatibus fulcitur et vetustate et scriptorum granditate opinionem oppositam antecellit. Ea igitur probabilitatem potio– rem praesefert et in praxi sequelam absolutam exigit ». 039) No se puede negar que los concilios particulares han alzado frecuentemente su voz contra los vicios y pecados que profanan los días de fiesta. Pero de aquí no se · puede concluir con certeza que el pecado mortal cometido en los días festivos contraiga dos malicias diversas de carácter grave. Nos haríamos interminables si quisiéramos enumerarlos todos. Pueden consultarse, entre otros, el Concilium Coloniense I 0536), pars IX, cap.10, en MANSI, Sacrorum conciliorum nova et amplissima collectio, 32,1274; Concilium Ravew.natense (1568), De festis, cap.!, ibídem, 35,594; Concilium Florentinum 0573), rub.11, cap.2, ibídem, 35,734s; Concilium Consentinum (1579), cap.6, ibídem, 35,911; Concilium Rothomagense (1581), cap.3, n.5,7, ibídem, 34,621s; Concilium BurcZigalense (1624), cap.4, ibídem, 34,1530. En el Concilium Neapolitanum (1576), cap.10, ibídem, 35,815, se afirma explicitamente que el pecado es obra servil: « Primum ergo singulari curent sacrosanto missae sacrificio interesse, (et quoad fieri potest) a peccatis omnibus, quae vel maxtme servorum ope:ra sunt, abstineant ». 64

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