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especialísimos, por ejemplo, si alguien cometiere un grave peca– do en el día de Viernes SaJI1.to ( 116 ). Ya en pleno siglo XVII el cardenal De Lugo, S.I. ( 1583- 1660 ), aun oponiéndose en principio a la sentencia rigorista de Córdoba y Medina, admite que el pecado profana levemente el tiempo sagrado ( 117) y llega a enseñar, al igual que Rodríguez, que en ciertas circunstancias extraordinarias el pecado cometi– do en día de fiesta puede contraer una nueva malicia de carác– ter grave, que se deberá manifestar en la confesión. « Addo ta– men, posse aliquod peccatum ratione temporis sacri contrahere malitiam gravem novam necessario explicandam... Hoc tamen non procedit aequaliter in quocumque peccato, quia non omnia afferunt aequalem irreverentiam »( 118 ). Efectivamente, la tesis defendida por el cardenal De Lugo no es universal, sino parti– cular: « Non omne peccatum grave contrahere malitiam gra– vem contra religionern »019). Siglo y medio más tarde, en los comienzos del siglo XIX, se propone nuevamente este problema José Antonio Alasia (pres– bítero), y !¡,e adhiere a la sentencia de los antiguos suavizándola notablemente. En efecto. Alasia piensa que no todos los pecados mortales cometi.dos en día de fiesta quebrantan el precepto do– minical, sino sólo aquellos que impiden al cristiano dedicarse al culto divino. En esto, ·al menos, deberán convenir los partida– rios de la nueva doctrina 020). Y concluye determinando algu– nos de los pecados que quebrantan el praecepto dominical: « Hinc hoc praecepto prohibentur fornicationes, adulteria per tempus notabile perpetrata, ebrietates, crapulae, rixae, quae in– tellectum obnubilant, voluntatem corrumpunt, hominem terre– num et brutalem efficiunt. ipsumque a cultu Deo festivo die de– ferendo omnino avocant »( 121 ). (116) RODRIGUEZ M., Summa de casos de conciencia, t.I, Zaragoza 1595, cap.53, n.12, p.153: « La circunstancia del tiempo regularmente no es necesario confesarla, por– que aunque para fin del culto de la fiesta conv!en'l que se abstengan de los pecados los fieles, empero el fin no siempre es de substancia del precepto ... Dije regularmente, porque si algún grave pecado se cometiese en el día solemnísimo del Viernes Santo, esta cir– cunstancia debe confesarse por aqravar notablemente ». De modo muy semejante se ex– presó ya anteriormente BARTOLOME DE MEDINA, O.P. (1528-1580) (cfr. Breve instruc– tt6n de como se a de administrar el sacramento de la penitencia, Caragoca 1580, fol.28v). (117) DE LUGO I., Dtsp1dationes scholasticae et morales, t.V, De poenttentia, tustttta et ture, disp.16, sect.12, n.519, p.125: « Adverto secundo. negari non posse quod circum– stantla illa, per se Joquendo et seclusa ignorantia vel inadvertentia, aggravet altquantulum, ac per consequens det malitiam specialem sacrilegii seJtem levem... quia... quolibet pee– cato mortali profanatur dies Deo sacra et peculiarlter destinata ad Dei cultum ». (118) Ibídem, n.524, p.126. (119) Ibtdem, n.518, p.124; n.520, p.125. (120) ALASIA I.A., Commentaria theologtae moralis, ed.2, Au~stae 'l;'aurinonun 1830, t.m, dlss.3, cap.2, n.2, p.108. (121) Jbidem, 58

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