BCCCAP00000000000000000001093

sacrilegio. Y ¿cuáles son éstos? Cayetano no lo determina cla– ramente. Con todo se nos figura que no son sino los pecados que se cometen al ejecutar las obras serviles; de donde resulta que el pecado cometido en día de fiesta no quebranta ni el precepto negativo de abstenerse de las obras serviles ni tam– poco el positivo que manda santificar las fiestas. Efectivamente, Cayetano, después de haber enseñado que el fin extrínseco o finis operantis no cae bajo el precepto, sino únicamente el fin intrínseco o finis operis, nos facilita la siguiente conclusión : « consequens est ut id solum cadat sub hoc praecepto, ad litte– ram, quod contrariatur directe exteriori cultui. Hoc autem est opus servile » ( 79 ). Concluyamos, pues, con Cayetano que sólo las obras ser– viles, que constituyen los pecados de sacrilegio o irreligiosidad, destruyen y se oponen directamente al culto externo. A idénticas conclusiones nos lleva Bartolomé Fumo. Ante todo, enseña Fumo que el pecado es obra servil en sentido místico o metafórico, pero no en sentido propio y litteral, y, por lo mismo, que no quebranta el precepto del descanso, pre– cepto que se cumple absteniéndose de las obras serviles corpo– rales (80). Por lo demás, para evitar el pecado mortal contra el tercer mandamiento del decálogo basta - como lo había dicho Silvestre de Prierio - oír misa y abstenerse de las obras serviles. Sin embargo, si alguien dedicara todo el día de fiesta a diversiones y pasatiempos u ociosidades, pecaría gravemente (no mortalmente) por hacer ridículo el precepto de santificar las fiestas (81 ). Este pecado - nótese bien - sería grave dentro de lo venial. Esto mismo viene a confirmar claramente Fumo cuando enseña que la circunstancia del día de fiesta no comunica al pecado cometido una nueva malicia y, por lo mismo, que no hay obligación de declararla en la confesión (82). En las mismas ideas abunda Domingo Soto. Soto reconoce que el pecado cometido en día de fiesta reviste una mayor gravedad por razón del tiempo sagrado, pero enseña con Fumo que no es necesario manifestar esta circunstancia en la con– fesión (83). El pecado, por lo demás, no quebranta la parte positiva ni tampoco la negativa del tercer mandamiento del (79) CAIETANUS, Summa theologica, II-II, q.122, a.4, en Opera omnia S .Thomae, t.IX , p.479, n.2. (80) B.FUMUS, Summa quae aurea Armilia tnscribitur, Venetiis 1554, Festum, n.13, !o!.219v. (81) Ibídem, n.23, fol.221r. (82) lbidem, n.12, fol.219v. (83) SOTUS, o.e., lib.2, q.4, a.4, p.143: « Co!ligamus ergo peccatum in !esto com•• missum non esse sacrilegium: atque adeo circumstantiam festi non esse confessu neces– sariam, licet accidentaliter aggravet ». 48

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz