BCCCAP00000000000000000001093

y se abstiene de las obras serviles o manuaies ('75). Tampocó se puede decir que el pecado se dirija contra la parte negativa del tercer mandamiento del decálogo, porque es falso que el pecado deba contarse entre las obras serviles propiamente dichas (76). Más clara y decididamente que los dos autores que aca– bamos de estudiar, se dirige Cayetano contra la opinión hasta ahora común y tradicional. Cayetano comienza muy acertada– mente distinguiendo los dos fines que intervienen en el pre– cepto dominical, a saber, el fin intrínseco o finis operis, que no es otro que el culto externo, y el fin extrínseco o finis ope– rantis (praecipientis), que es el culto interno. De estos dos fines sólo el primero, es decir, el finis operis cae bajo el pre– cepto y obliga en conciencia. A esto hay que añadir la cesación de las obras serviles, que es un medio necesario para el cumplimiento del culto externo y que cae asimismo bajo el precepto. Por consiguiente, el precepto dominical prohibe todo y sólo aquello que se opone directamente o destruye el culto externo ( 77). Pero ahora cabe preguntar: ¿opónese directamente el pe– cado al culto externo? « Sanctitati temporis deputati ad exte– riorem cultum - responde Cayetano - non contrariatur quod– libet peccatum, sed illud tantum quod cultum illum adimit aut violat. Non prohibetur ergo quodlibet peccatum per hoc praeceptum in quantum praecipit divinum cultum, sed solum illud irreligiositatis seu • sacrilegii peccatum quod divino cultui tune debito contrariatur... Opus autem servile, ad litteram, non est peccatum. Tum quia non proprie, sed metaphorice servile ·opus dicitur de peccato; sicut esse servum peccati metaphorice dicitur de fa.ciente peccatum, nam nullus est servus suiip– sius » ( 78 ). De este pasaje se puede concluir en firme que el pecado no quebranta el precepto negativo de abstenerse de las obras serviles. Pero ¿no quebrantará el precepto positivo de santificar el día del Señor? Del pasaje anteriormente citado parece dedu– cirse que existen algunos pecados que profanan el día de fiesta por oponerse directamente o por destruir el culto divino. Estos serían los que Cayetano llama pecados de irreligiosidad o de . (75) Ibidem, n.B p.461: « Die dominica et eadem ratione die festo vacandum est Deo spec!aliter in psalm!s, hymnis et canticis sp!ritualibus, et hoc est fl,nts huius prae– ceptt, quo tamen non ob~tante non p~ccat mo1'taliter... qui t?to fe_sto solat!at,ur et fabulatur, modo audiat m1ssam et abstmeat ab operibus servihbus s1ve manuahbus ». (76) Ibtdem, p.462. · (77) CAIETANUS, Summa theologica S.Thomae ... cum Commentariis Thomae de Vio Caietani II-II, q.122, a.4 en Opera omnta S.Thomae, Romae 1897, t.IX , p.479, n.2. (78) Ibid;m, p.479s. Véase' también, Summula Caietant, Venetiis 1582, Festorum vio– latio, p.261s. 47

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz