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esta nueva mentalidad, que se habrá ganado muchos adeptos y a la cual se sumará él mismo, no cuenta a su favor con autores antiguos (68). Efectivamente, d~ los doce autores cita– dos por Suárez a favor de su propia sentencia (69), sólo uno es anterior al siglo XVI : se trata de santo Tomás de Aqui– no ( 70 ) . Sobre la opinión enseñada y propuesta por el Angélico hemos disertado largamente en el número anterior; toca ahora al lector juzgar cuál es la verdadera opinión del Angel de las Escuelas. Suárez, pues, no encuentra ningún de,fensor de su propia opinión entre los teólogos anteriores al siglo XVI. Tampoco nosotros hemos encontrado ni conocemos teólogo alguno que haya negado antes de esa fecha la doctrina que hemos atri– buído a los SS.Padres y a los teólogos de los siglos XIII, XIV y XV. III. -UNA NUEVA MENTALIDAD. Al entrar en el siglo XVI tropezamos immediatamente con un fenómeno que no acabamos de explicarnos satisfactoria– mente. Se trata de un cambio brusco en la mentalidad de los teólogos con respecto a la doctrina del pecado cometido en día de fiesta. Efectivamente, hasta aquí defienden comúnmente los teólogos que el pecado es obra servil o, cuando menos, que profana. el día de fiesta; en adelante, en cambio, casi todos los teólogos van a enseñar la sentencia contraria, y serán con– tados los que se conserven fieles a las enseñanzas de los anti,guos. (68) SUAREZ F., De virtute religionis, lib.2, cap.18, n.3, en Opera omnia, t.XIII, p:326. (69) Ibidem, p.326s. (70) Los dos textos aducidos por Suárez para atraer al Angélico hacia su opinión, creemos que no tienen ninguna eficacia, sobre todo si nos situamos en la mentalidad del siglo XIII. Por lo demás, ya hemos visto anteriormente cómo Suárez cita al Angé– lico entre los defensores de la sentencia de los antiguos (cfr. ibidem, n.1, p.326; n.17, p,.331), Tarnbién se cita el beato Angel de Chivasso (Angel., ín Florib.Theolog., q~9) entre los partidarios de la nueva opinión; pero lo atribuimos a un error de imprenta o de interpretación. Efectivamente, no se trata del beato Angel de Chivasso, sino de José Anglés, O.F.M. (s.XVI). El título completo de la obra que se cita, es Flores theologi– carum quaestionum in libros Sententiarum. Idéntica interpretación, es decir, Angel. in Floribus theolog., q.9, encontramos en SUAREZ, De virtute et statu re/.ligionis, Lug– duni 1613, t.I, lib.2, cap.18, n.3, p.210. En cambio, en la edición publicada Venetiis 1609, t.I, tr.2, lib.2., cap.18, n.3, p.242, se encuentra la citación correcta (Angl. in Floribus theo~og., q.9). El origen de este error se encuentra quizá en que Suárez cita a JOSÉ ANOL!l!S entre los Sumistas. 45

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