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tnoraí a partir del siglo XVI y que, por otra parte, no ha llegad.o todavía a elaborar una doctrina o sistema bien caracterizado y definido. Por el momento nos interesa sólo examinar un punto par– ticular de este interesante problema. Este punto particular se refiere al problema de las relaciones existentes entre pecado y obra servil, problema bastante ignorado en nuestro días, pero que no carece de importancia para la historia del concepto de obra servil y para la teología del descanso dominical. Se trata, pues, de un estudio histórico-doctrinal. Y es fun– damentalmente histórico, puesto que en él vamos ,a recoger y exponer el desarrollo del pensamiento de los teólogos sobre el pecado cometido en los días festivos; pero no es meramente his– tórico, ya que, apoyándonos en los datos que nos brinda la his– toria, vamos a sacar conclusiones que afectan en primer lugar a la 'teología moral. El punto de partida de nuestras investigaciones lo coloca– mos en el comienzo de la época patrística. De esta época exami– naremos un grupo de SS.Padres griegos y latinos y, con· las ideas que éstos nos ofrezcan, entraremos en el ·estudío de los grandes maestros del siglo XIII y teólogos posteriores hasta llegar a descubrir la doctrina enseñada comúnmente en nues– tros días. Podemos ya adelantar que en este recorrido histórico hemos de encontrar dos corrientes principales : la primera se extiende hasta el siglo XVI, y enseña que el pecado es obra ser– vil ; la segunda, partiendo de esta fecha, se extiende, sin grande oposición, hasta nuestros dias, y sus defensores pretenden que el pecado ni es obra servil ni profana tampoco gravemente el día de fiesta. Antes de. entrar en materia creemos oportuno prevenir al lector que, en concreto, la noción de obra servil que nosotros adoptamos, por vía de método, a lo largo de nuestro trabajo, no concuerda con el concepto o noción que vienen transmitiendo los autores de moral ni con el concepto adoptado por el canon 1248 del Código de derecho canónico. El Código de derecho ca– nónico al usar la expresión opera servilia no ha reformado el concepto de obra servil transmitido durante varios siglos por juristas y moralistas, sino que más bien lo ha canonizado. Nosotros en este estudio adoptamos una noción poco defi– nida y muy amplia y genérica y, por lo mismo, capaz de aco– modarse a las diversas concepciones de obra servil que han existido en los 20 siglos de historia de la Iglesia. Por esta misma razón, es decir, por razón de mayor extensión, preferimos la ex– presión obra servil a la expresión trabajo servil. 20

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