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dernamente. En la edición de la BAC, la explicación de las tinie– blas ocupa ocho páginas 4 • Es el comentario de Mt 27,45. Un primer tema es el de la hora con su dificultad histórica. Cerrando el tema de la hora, Maldonado hace observar que el dato de la hora sexta tiene relación con Am 8,9. Repito que, a mi juicio, ésta es la razón por la que recalcan los evangelistas que Cristo fue alzado en la cruz a la hora sexta, para que nadie osara obscurecer el significado de las tinieblas, más claro que la luz del mediodía, diciendo, por ejemplo, que no lo fueron, sino que alguna nube negra ayudó a ensombrecer un poco más el crepúsculo vespertino o matutino s. En conformidad con esto puede añadir: "Me parece que el fin primordial por que sucedieron las tinieblas y demás prodigios ocu– rridos en la muerte de Cristo fue para demostrar que era Dios" 6 • Sobre la realidad fisica de las tinieblas, cuyo hecho material en aquel tiempo ningún creyente pone en duda, establece un princi– pio de plena sabiduría. Pero ¿cómo sucedieron estas tinieblas? Los evangelistas no lo dicen, y es imposible saberlo de cierto; algo, sin embargo, pode– mos conjeturar, más o menos verosímil 7• Hace un repaso de hipótesis, entre ellas la del eclipse sobrena– tural, de la que dice: Esta sentencia tiene por autor a Orígenes [¿lectura de textos espúreos de Orígenes?] y Dionisio Areopagita, el cual, hallándose entonces en Egipto con su amigo Apolófanes, familiar suyo, dice que notó este eclipse, fuera de las leyes naturales; y es explica– ción que se tiene por cierta entre los católicos, y aun por sí mis– ma, prescindiendo del autor, es muy probables. Pero aquellas tinieblas del milagroso eclipse no fueron universa– les. "Yo soy del parecer de Orígenes, según el cual sólo alcanzaron 4 J. de Maldonado, Comentarios a los Cuatro Evangelios I. Evangelio de San Mateo (BAC 59; Madrid 1956) 1048-1055. s Maldonado, ,Mateo, 1052. 6 Maldonado, Mateo, 1054. 7 Maldonado, Mateo, 1054. 8 Maldonado, Mateo, 1054. No deja de observarse alguna incoherencia en el co– mentario de Maldonado. Por una parte escribe (p. 1054): "Fuera de que no pa– rece verosímil que ningún historiador, griego y latino, dejase constancia de cosa tan notable y universal como seria que el mundo entero hubiese quedado en tinieblas". Más abajo (p. 1055) dice: "¿Y por qué no hace mención ningún autor griego ni latino de estas tinieblas que hubo en Judea. Sí que la hacen; pues Orígenes menciona a Flegonte, escritor de crónicas egipcias, que recuerda este ecl~pse". Referencia imprecisa y confusa, porque Flegonte no es propiamente un escritor de crónicas egipcias. 34

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