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po jacobita en Amida, Dionisio Bar Salibi (f 1171). Tiene un am– plio comentario a los evangelios en siríaco, traducido al latín por A. Vaschale. Las páginas dedicadas a las tinieblas se destacan por el desarrollo del tema Adán-Cristo y por la ciencia astronó– mica que el autor emplea para explicar el milagro referido por el Areopagita. Incluso añade: "Y todos los sabios de los gri:egos y los caldeos de Babilonia y los egipcios escribieron: 'Uno de la Trini– dad hoy ha padecido'. Y esto es lo que dijo David: 'Se han levan– tado los reyes de la tierra' (Sal 2,2), es decir, de sus tronos, y se han quedado atónitos ante el signo que se ha realizado" (cf. ed. Vaschale, Commentarii iJn Evangelia, II/1, 106). Tornando a Europa, diremos que espíritus sensibles a la crítica y humanismo que irrumpe cuestionan la autoría del Areopagita. Así Lorenzo Valla (t 1457). No obstante esto es un fenómeno re– ducido. II. LA INTERPRETACION DE LAS TINIEBLAS DEL SIGLO XVI AL SIGLO XX La historia del presente capítulo corre del siglo xv1 hasta nues– tros días, siglos que por razones utilitarias divididos en dos épocas, caracterizándolas en su titulación con ciertas notas mayores. La abundancia de autores impone una selección representativa. Por ejemplo, Maldonado y Cornelio a Lápide pueden ser muy bien por– tavoces de toda una época católica. Otro criterio selectivo se re– fiere a los temas. Aunque en punto tan restringido las repeticiones son inevitables para dar testimonio de una historia, procuraremos ahorrarlas en lo posible. A) LOS SIGLOS XVI--XVIII: LAS TINIEBLAS Y LAS CIENCIAS l. CATÓLICOS Y PROTESTANTES EN LOS SIGLOS XVI-XVIII 1. Autores católicos Juan de Maldonado (t 1583): conciliación, la tierra esférica Los Comentarios a los cuatr,o Evangelios, obra póstuma apare– cida en 1596-97, reeditada con frecuencia, son, aparte de la obra cumbre de Maldonado, un trabajo de exégesis muy apreciado mo- 33 3

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