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la estela gótica de Lérrunz y en la de Arráyoz, se pueden observar novedades dignas de nota. También es de subrayar la estela de Sumbilla, procedente del grupo de Vera, por las aves colocadas en la parte superior de la cruz; podría referirse a la antigua leyenda de que las golondrinas enlutadas se encargaron de arrancar las espinas clavadas en la sien del crucifica– do. Según Ferguson, se creía que la golondrina invernaba en el barro y su llegada coincidente con la primavera, se consideraba un renacimiento tras el letargo invernal; de aquí que se conviertan en símbolo de la Resurrección. Y para terminar, no puedo dejar pasar la referencia que Jesús Úkar Muruzábal hace en su trabajo La estela y la escritura en Navarra, referente a los signos o firmas de los testigos; coinciden en muchos de los temas que ornamentan las caras discoideas de nuestras estelas. El documento pertenece al fondo de Leyre y está fechado en 1219. Compárese uno de esos sellos con la estela de lbiricu (Navarra) presentada por Pedro Arrese. 702