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de esta vida a la otra, mediante símbolos variados grabados en su estructura estelar. No se olvide que en la Edad Media casi nadie sabía leer; nada decían a las mentes de nuestros antepasados las letras o signos de nuestro alfabeto, pero aprendieron a interpretar otro lenguaje tan elocuente como el nuestro, escrito mediante símbolos y signos tomados de la natu'raleza: estrellas, flores, piedras preciosas e instrumentos artesanales. Por esto se orna– mentaban las caras de la estela discoidal con símbolos, haciéndose más tarde epigráficas y nominativas; las estelas de mayor antigüedad son anónimas y anepigráficas. LA PIEDRA Todas las estelas están talladas en piedra, símbolo de la perennidad. Su dureza y duración impresionó al hombre desde siempre y vieron en la piedra lo contrario de lo biológico, sometido a las leyes del cambio, de la decrepitud y de la muerte; también lo opuesto al polvo y a la arena suelta, aspectos de desunión. La piedra simbolizó la unidad y la fuerza. LA ASTROLOGÍA La más llamativa de las formas estelares es la solar, sea en forma radial simple o en forma de rayos curvados indicadores del giro del disco. Siete eran los astros o estrellas mayores que giraban en torno a la tierra, como eran siete los metales conocidos entonces, como siete los días de la semana; por esto, la astrología hacía uso de una estrella heptagonal, dibujando en cada uno de sus vértices el símbolo de la estrella correspondiente al día de la semana; para nosotros sólo interesa el sol, representado por el oro; simbolizaba la luz, la inteligencia divina (aurum en latín y aor, luz en hebreo); poder, glorificación y vida; tesoro escondido difícil de encontrar; imagen de los bienes espirituales y de la iluminación suprema. En los días de la semana presidía el día primero de la misma, día del sol, nombre conservado todavía en algunos idiomas. Son muchos los ejemplos que podría citar; presento la estela de Laquidáin (Navarra), con su cara discoidea ocupada totalmente por el disco giratorio solar y la de Echávarri-Urtupiña (Álava), con dos discos solares en giro de derecha a izquierda del observa– dor. El sol es fuente de luz y vida y símbolo del espíritu. La superioridad de este astro se reco– noce inmediatamente por su intensidad luminosa; se trata de la manifestación de la inmortali– Estela de Lérruz (Navarra). Anverso y reverso. 698 dad, de la intelectualidad y de las siete virtudes; su color blanco alude precisa– mente a esa síntesis de la totalidad. La cruz radial y la cruz gamada pue– den adquirir un significado específica– mente solar, junto al signo del movimiento que conllevan. La cruz con cuatro gan– chos de igual longitud, que giran hacia la derecha, se denominó esvástica en la cultura hindú y es símbolo del sol na– ciente, del día y de la vida. Aparece en nuestros pueblos desde tiempo inme– morial; presento una candileja en terra– cota procedente de una catacumba ro– mana, con esvásticas y hachas. Hasta qué punto la cruz gamada, preferida en– tre los germanos, tuvo primordialmente significación solar o era un signo apotro– peico (que libra de los males), es algo que no puede afirmarse con seguridad. Mientras que la investigación del perío-

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