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Instrumentos. Pocos son los instrumentos musicales del s. XVIII que conservamos en nuestro país, y desgraciadamente están todavía por inventa– riar. Sabemos, con respecto a este tema, de la existencia de trabajos realizados sobre los ór– ganos, pero algunos de ellos están por publicar. Tanto en lo que se refiere a los instrumen– tos de la época conservados como a las repre– sentaciones iconográficas que contengan algu– na referencia al hecho musical, nos hallamos con el problema de las normas de catalogación y criterios de clasificación. En estos campos, carecemos prácticamente de términos de com– paración dentro de los límites estatales, y tam– bién nuestros fondos son más exiguos por lo que respecta a estos temas. En cualquier caso, se mantiene contacto con entidades como el SEMA (Seminario de Estudios de la Música Antigua), o con particulares (D. Pedro Cala– horra), que poseen importantes colecciones de iconogramas musicales. Registros sonoros. Al igual que en el apartado anterior, muy poco es lo que se ha trabajado en este tema. Desgraciadamente. el archivo ERESBIL es jo– ven y ha tenido que atender preferentemente otros temas, por lo que faltan por recopilar to– davía registros sonoros conocidos, principal– mente en disco; de todas maneras, existen ya ciertas grabaciones, y en este sentido son sobre todo importantes todas las grabaciones de las obras correspondientes al siglo XVIII interpre– tadas en la Semana MUSIKASTE, siendo en su mayoría primeras grabaciones. También en este tema sigue siendo un problema el de la ca– talogación, por su complejidad. Creemos im– portante señalar en este apartado que son im– portantes no solamente las grabaciones de las obras de autores vascos, o de las obras del siglo XVIII conservadas en nuestro país, sino tam– bién todos aquellos registros realizados con instrumentos de la época conservados en el país, o con instrumentos de la época realizados por constructores vascos, principalmente orga– neros. Documentación literaria. Una última fuente, de capital importancia, LA MÜSICA EN EL PAIS VASCO EN LOS SIGLOS XVlll Y XIX (1700-1876) es la documentación literaria, impresa o ma– nuscrita. De esta última, procedemos a vaciar sistemáticamente los Libros de Fábrica y los Li– bros ,de las Cofradías pertenecientes a las pa– rroquias que los han cor.servado, gracias sobre todo !a la facilidad que nos proporciona la cen– tralización que de los Archivos Parroquiales se está llevando a cabo al formarse los Archivos Diocesanos en cada provincia. Igualmente se hace con los Libros de A,::uerdos de los Ayunta– mientos respectivos, y los datos así obtenidos se complementan con los correspondientes pro– tocolos de los Archivos Históricos Provinciales. Los datos obtenidos de estas fuentes, pro– porcionan información económica (salarios de organistas, festividades especiales celebradas por las cofradías y su costo, reparaciones de los b-strumentos, contratos de los músicos de las capillas, con indicación además de sus obliga– ciones laborales, etc.), y diversa (Inventario de bienes de las Iglesias, en que a veces se indi– can los cantorales que esta poseía, o los instru– mentos que tenía en servicio, descripciones de los rituales festivos par:iculares, ceremonias y bailes, etc.). También se conservan copias manuscritas de los «apuntes» o métodos de enseñanza, no– tas rápidas, guiones, esquemas e instrucciones sobre cómo realizar bajos cifrados, cómo armo– nizar correctamente, etc., lo que nos da tam– bién valiosa información sobre el modo en que se trasmitía el oficio musical. En cuanto a las fuentes impresas, de las que, si no podemos decx que tengamos un re– pertorio exhaustivo, sí poseemos un surtido su– ficiente, consisten tanto en métodos para el aprendizaje de la técnica musical, escritos teó– ricos, y sobre todo, de carácter estético. La introducción del nuevo estilo en los tem{!llos, y el italianismo que invadía incluso las partes latinas de las celebraciones religio– sas, provocó no pocas ::-eticencias, que fueron apa$ionadamente combatidas por los partida– rios de las novedades, llegando al terreno del panfleto y del libelo. Detrás de esos posiciona– mientos aparentemente musicales, se escondía el enfrentamiento entre iluministas y retarda– tarios. Dos son los grupos que se pueden hacer con tales polémicas que saltaron a la luz públi– ca por medio de la imprenta: Grupo 1. 0 - El que se disfraza de discusión (24) José López Calo. «La Controversia de Valls», en Tesoro Sacro-Musical, 1968, n. 0 1, p.11-14 n.º 2, p. 32-36; n." l. p. 70- 72, 1969, n. 0 1 p. 715, 1971, n.º 4, p. 109-116. JO!

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