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174 HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA Cito sólo las principales; a) contenido: no es el de los programas académicos que desde París se seguían uniformemente en todos los studia universitarios; en este tiempo desaparecen, o son muy raros, los comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo; nuestros autores se ocupan de problemas que la sociedad de entonces, tan multiforme y conflictiva, les iba presentando; b) el método, no es el del sic et non, sino el apologético y polémico; c) por influjo del lulismo, que entra de lleno en Castilla, se impone también, al menos por algún tiempo, el método alegórico o figurado, no sólo por lo que se refiere al lenguaje, sino también a personajes y lugares imaginarios; d) aunque limitadamente, entra también el humanismo, pro– cedente de Italia, pero cultivado aquí, no en forma meramente literaria o política, sino con carácter teológico y eclesial; e) uso de la lengua castellana en buena parte de nuestra literatura teológica; f) participación de los laicos -especialmente, de los poetas- en el quehacer teológico. Con estas y otras novedades o innovaciones no creo que el siglo XV teológico tenga que continuar figurando como apéndice decadente de la Escolástica del siglo XIII. La frase del viejo canciller Ayala, «por ende palabrero no me seas, amigo», parece encerrar un intencionado rechazo de lo poco y efímero que el siglo XV heredó de su inmediato pasado, que no fue sino el nominalismo o verbosismo. Y con esto, paso a reseñar la labor de nuestros teólogos del siglo XV en resolver los problemas que la sociedad les iba planteando. Y para proceder con algún orden, agruparé los temas, en cuanto sea posible, según los años en que aparecen o se agudiza su discusión. La Predestinación. La Trinidad. La Encarnación De entrada, el siglo XV nos brinda un plato fuerte de la Teología: el de la pre– destinación. Tema de actualidad por la presencia de los mudéjares. El poeta cas– tellano, Ferrán Sánchez Talavera o Calavera, lanzó a varios colegas la Cuestión de predestinados o precitos. La Cuestión suscitó interés, como se ve por el número de composiciones a que dio origen, y que Juan Alfonso de Baena recogió en su Cancionero. Fueron sus autores: el viejo canciller Pero López de Ayala, fray Diego (Moxena) de Valencia, fray Alfonso de Medina, Francesco Imperiale, el moro Maestro Mahomat el Xartosse de Guardarfaxara, García Álvarez de Alarcón, Ferrant Manuel de Lando y Ferrant Sánchez Talavera, que da por concluida la dis– cusión. Fuera de dos frailes, los demás eran laicos. Dado que Ayala murió a fina– les de 1406, esta polémica hay que situarla a principios de siglo. Y por supuesto continuará preocupando a lo largo de la centuria a clérigos y laicos. De los sal– mantinos cabe citar el tratado castellano anónimo, Sobre predestinación y libre albedrío, que tengo atribuido a Moxena 3 ; el Tratado de caso y fortuna de Lope de 3 Isaac VÁZQUEZ JANEIRO, Tratados castellanos sobre la predestinación y sobre la Trinidad y la Encarnación del maestro fray Diego de Valencia OFM (siglo xv), identificación de su autoría y edi– ción crítica, Madrid, CSIC, 1984.

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