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194 HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA se mueve en Castilla, y el otro por las partes de Aragón, Cataluña, Francia e Ita– lia, sin embargo, se exigen mutuamente como un cuerpo y su sombra. A fray Diego de Valencia, solo, se le venía asignando Valencia de Don Juan (León) como lugar de su nacimiento; pero creo haber demostrado que su patria chica parece ser más bien Valencia de Alcántara (Cáceres) 33 ; las razones que había ido alegando permitieron al profesor M. Pecellín Lancharro hacer a nuestro autor los honores de figurar en la Gran Enciclopedia Extremeña, IO (Mérida, 1992) p. 89, s. v.: «Valencia, Diego de». También partiendo de su apellido patronímico, «Mosena», parece convenir a nuestro Diego la misma patria chica. Las primeras noticias documentadas que hoy por hoy poseemos de fray Diego de Valencia o Valentino, están contenidas en la bula Viri sacrae doctrinae de Gregario XI, fechada en Roma a 27 de enero de 1378. Se dice aquí que era fran– ciscano y bachiller en Teología y que había leído el libro de las Sentencias «per tres annos continuos» en el convento de la Orden en León. De estos pocos datos cabe deducir las siguientes conclusiones, unas ciertas, otras probables: a) que pertene– cía a la provincia franciscana de Santiago, de la cual formaba parte el convento de León; b) que había cursado estudios en el extranjero, lo más probable en París, donde se obtenía el bachillerato en Teología; c) que tanto el título como el oficio parecen suponerle ya revestido de la ordenación sacerdotal, para la cual se necesi– taba, según las leyes de la Iglesia y de la Orden, la edad de veinticinco años, como mínimo; d) por consiguiente, el nacimiento de fray Diego habrá que colocarlo hacia 1350. Pero volvamos a otras noticias de la bula pontificia. Se nos dice allí que fray Diego aspiraba al magisterio en Teología, y, comoquiera que la enseñanza en un studium particular - como era el de León- no contabilizaba para la promoción aca– démica, pide al Papa que le autorice para leer de nuevo las Sentencias «in studio Salmantino vel in alío loco ubi studium vigeat genera/e,, y, una vez terminada la lec– tura y demostrada su idoneidad ante varios maestros, pudiese ser promovido al doctorado. Gregorio XI accede a la petición y encarga del caso al maestro fray Pedro Segúndez, a la sazón, regente del «studio salmantino». Fray Diego recibió el doctorado ciertamente; con ese título viene citado continuamente en el Cancio– nero de Baena, en donde figura entre los tres primeros por el número de compo– siciones. Pero, además de maestro, fray Diego hubo de enseñar en la Facultad de Teología de Salamanca, requisitos ambos, doctorado y profesorado, para optar a la cátedra de Prima salmantina. Y sabemos por otra bula que fray Diego en 14m era uno de los tres capacitados que podían aspirar a dicho cargo; sin embargo, no llevó adelante sus derechos ni llegó a ocupar la cátedra de Prima, pues su talante y su destino le iban a marcar otros derroteros. Los demás datos documentados que poseíamos hasta ahora sobre fray Diego (el de Valencia) provenían del ya citado Cancionero; y como su composición «Siete planetas reales», datable entre 33 Isaac VAzQUEZ ]ANEIR0, «¿Dónde nació fray Diego de Valencia, poeta del Cancionero de Baena?», Antonianum, 64 (Roma, 1989), pp. 366-397.

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