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LA TEOLOGÍA EN EL SIGLO XV Constanza, como secretario de otro viejo alumno salmantino, don Alfonsc Gar– cía de Santa María, conocido como don Alonso de Cartagena. Sánchez de Aré– valo parece haberse inclinado inicialmente hacia un conciliarismo miti 5 ado. Pero pronto pasó a profesar y defender un absolutismo papal a ultranza. Sus ideas sobre las relaciones entre el Papa y el poder civil son extraordinariamente rÍ?;idas, cayendo en un extremado monismo. Ha sido calificado modernamente como un «campeón del Papado»' 6 • En defensa del Papado, y en alguna de las etapas del Concilio de Basilea, inter– vinieron otros autores, que estudiaron en Salamanca, como, por ejemplo, el cardenal catalán Juan Casanova (t 1436), los también cardenales Juan de :\fella (t 1467) y Juan de Carvajal (t 1469) . Pero todos ellos se distinguieron más bk:n en el campo de la diplomacia y del Derecho. Siempre sobre el tema dogmático y eclesial, si bien no en directa relació::i con el conciliarismo, el Concilio, sobre todo en su etapa de Florencia, tuvo qLe vér– selas también con los orientales y eslavos. Y aquí descuella también, co□o de costumbre, el antiguo alumno salmantino, Juan de Torquemada. Participó en la preparación del texto definitivo de la bula de unión de 1439; y con sus idea., ecle– siológicas contestó a las objeciones de los orientales contra el primado romano. Torquemada compuso también un Tractatus de Corpore Christi adversus Boehemos, refutando los errores de los husitas o utraquistas. En las controversias con los orientales, además de Torquemada, aparece también el franciscano fray Gcnzalo de Balbuena, primero profesor en Salamanca y luego en la Curia romana; nom– brado más tarde obispo titular de Granada; pero de él no conocemos escritos. En fin, en los primeros años del Concilio de Basilea se agitó también la cues– tión, por si eran pocas, de la Concepción Inmaculada de María. Se trataba de defi– nir la doctrina de este privilegio mariano y de imponer en toda la Iglesia k cele– bración del culto en su honor. Y fue precisamente Juan de Segovia el que tomó la iniciativa de recoger los testimonios y razones favorables a esta pro¡:uesta; compuso entonces un amplio tratado bajo el título Septem allegationes et tctidem avisamenta [.. .] circa sacratissimae Virginis Mariae immaculatam concept:vnem. Pero convenía conocer también las opiniones de los que pensaban diversa□ente. Y fue encargado de recogerlas un dominico. Nada menos que Juan de Torquemada. En 1436 recogía, pues, las razones que pudo, bajo el título de Tractatus de i"!ritate conceptionis beatae Virginis; pero, el tratado no pudo ser presentado ante el Con– cilio, dada la crítica situación en que ya se encontraba. Pero, una vez trashdado el Concilio, los que continuaron en Basilea volvieron sobre la cuestión, y el 17 septiembre de 1438 emanaron un decreto por el que «definían» la doctrina e impo– nían el culto de la Inmaculada para toda la Iglesia 17 • 16 R. H. TRAME, Rodrigo Sánchez de Arévalo, r404-r470. Spanish Diplomat and Champil'<l ofthe Papacy, Washington, 1958. 17 H. .AMERI, Doctrina theologorum de Immaculata B. V. Mariae Conceptione tempore conci'.ii Basi– leensis, Roma, 1954; Cándido Pozo, «Culto mariano y "definición" de la Inmaculada en el Concilio de Basilea», Scripta de Maria, 3 (Zaragoza, 1980), pp. 609-631.

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