BCCCAP00000000000000000001088

HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA ambas frases, se presenta así a Fernando antes de comenzar a decirle lo que tenía que hacer: «Si consilium poscitis meum, immo divinum»u. Y volvamos al anunciado viaje de Segismundo para encontrarse con Fernando. Con el beneplácito de todo el Concilio lo emprendió a finales del verano. Rodea– do de una comitiva de 500 hombres, caminaba lentamente por el sur de Francia. Habían llegado ya a Narbona, cuando sucede un episodio curioso. Se presenta allí de repente fray Diego Moxena y recibido por Segismundo, le declaró que iba a encontrarse con su Rey y que llevaba una carta del Concilio para él. Segismundo, naturalmente, se enfureció, pues sospechó que el Concilio estaba jugando a dos cartas; y amenazó que él no iría a Cataluña, si iba fray Diego. Pero, el itinerante «orator» se alejó de la comitiva y a principios de septiembre se hallaba en Perpi– ñán, donde a la sazón se encontraba el rey Fernando. Informado del desagradable incidente de Narbona, Fernando puso el máximo interés en deshacer el entuerto. El 9 de septiembre de 1415 escribía a Segismundo una carta, esta vez afectuosísi– ma, sellada «sub nostro sigillo secreto», y firmada, a causa de su enfermedad, por su primogénito Alfonso. Le adjuntaba copia de la carta del Concilio, que le había traído, efectivamente, fray Diego. Por si esta carta se perdía, el 14 de dicho mes le escribía otra, incluyendo de nuevo «ad cautelam» la carta del Concilio. En plan de tranquilizarle, le dice en sus cartas personalesl2 que no vea un doble juego por la venida del «religiosus dilectus et devotus noster frater Didacus de Moxena», porque no le habló de las cosas del Concilio, y, por lo que tocaba a la persona de Segismundo, no hizo sino ponderar «fructuosos gloriososque labores quos Excellen– tia Vestra a diu sustinuit et sustinet hanc unionis materiam insequendo». Y, en lo que se refería a sí mismo, confiesa que su «oraton> no hizo sino insistirle de palabra y con «motivis et rationibus suasivis» «circa consummationem sanctae matris Ecclesiae unionis». Y Fernando termina declarando a Segismundo que Moxena «Nos suasit». Con esta confesión, hecha exactamente el 9 de septiembre de 1415, el rey Fernando, a ruegos de su consejero, daba por concluido el Cisma de Occidente. Así, el rey de Aragón y corregente de Castilla hacía saber al rey de Romanos que su decisión de adherirse al Concilio y poner fin al Cisma no obedecía a las razones del Derecho romano, sino a su deseo de cumplir la misión que el profeta le había anunciado en nombre de Dios. SALAMANCA EN LOS CONCILIOS DE BASILEA-FERRARA-FLORENCIA-ROMA Pocos concilios tuvieron una historia tan turbulenta como la que le tocó vivir al décimo octavo Concilio ecuménico: abierto en Basilea en 1431, fue trasladado en 1437 a Ferrara, en 1439 a Florencia y, por fin, en 1443 a Roma. Y, por si no bastara, al ser trasladado a Ferrara, un grupo se quedó en Basilea dando vida a un concilio " Isaac V ÁZQUEZ ]ANEIR0, «El maestro salmantino Diego Moxena de Valencia, lector de Dante y Petrarca», Salmanticensis, 41 (Salamanca, 1994), pp. 397-432. " Editadas ambas, ibid., pp. 431-432.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz