BCCCAP00000000000000000001088

LA TEOLOGÍA EN EL SIGLO XV Tanto Petrarca como Moxena están seguros de que sus respectivos desti:::.ata– rios lograrán triunfar con tal de que no les falte el consenso de los que les sig.1en. Pero, ¿qué tipo de triunfo lograrán uno y otro en el caso de que obtengan dicho consenso? Escuchemos las respuestas: c) Responde Petrarca: «si unus (= consen– sus) affuerit, illudentibus nomini italico tenore praesentis epistolae propinquam stragem pernitiemque dennuntio». ce) Responde Moxena: «Intersit comen– sus, qui si unus affuerit, quid de illuden– tibus unitati fidei ulterius erit?». Todavía otro grito de aliento para sus respectivos héroes: d) Grita Petrarca a Cola de Rienzo: «lngressus es gloriase. 1fortiter. 1 constanter ad reliqua». dd) Repite Moxena a Fernando la misma expresión petrarquiana: «lngressus es gloriase. 1fortiter. 1 constanter ad reliqua», pero añade por su cuenta a continuación de «ad reliqua»: «etpraesertim ad tuae ma– tris Ecclesiae necessitudines relevandas». La bella frase de Petrarca no es sino un grito de servil encomio. Pero, en boca de Moxena se convierte en un signo, que apunta a otros significados y éstos nos señalan al rey David triunfando sobre sus enemigos («Et ingrediebatur [David], proficiens atque succrescens», 2 Sam 5, ro); «Ingressus est autem rex David», ibid 7,18), y dispuesto a edificar una casa para el Señor si el profeta Natán no le hubiese disuadido de esta tarea que Dios reservaba a un vástago suyo. Petrarca dice que Cola de Rienzo no necesitaba que nadie le empujase a con– tinuar adelante, pero que él lo hizo, porque -confiesa- «dolorem animi té.citus ferre non potui». Moxena, dice a Fernando lo mismo, pero que si él lo hace es porque -confiesa, completando a Petrarca- «dolorem animi et zelum fidei taci– tus ferre non possum; sit in terminis stando meis». El «dolorem animi» revela un sentimiento físico, político; el «zelum fidei», en cambio, delata la irrupción del profeta. Y a la verdad, al lado del nuevo rey davídico parece moverse, ne sólo un consejero privado - un «oratot»-, sino también un profeta enviado por Dios. En suma, un nuevo Natán. Y es lógico que quisiese dejarnos su autorretrato. Sólo así se explica que se haya tomado la molestia de ir a consultar dos libros de Petrarca, de los que extractó sendas frases; de la epístola primera del LSA: ésta; «Si consilium meum poscis»; de las Sen, esta otra: «Et si tanta de re sententiam meam vis audire [. ..] consilium divinum». Moxena, retocando y ensamblando

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz