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DERECHOS HUMANOS EN FRANCISCO DE VITORIA. .. 197 cuestionada por sus comentadores 15 . Para nuestro propósito es de notar que Vitoria considera el derecho de gentes una derivación del derecho natural. Y que además ha recibido común aceptación en todos los pueblos. Vitoria ha potenciado con ricos contenidos este derecho de gentes. Sus reflexiones han venido a ser punto de partida del derecho internacional moderno. En esta ocasión, sin embargo, nos interesa sobremanera detenernos en la ley natural y en el derecho natural anejo a la misma. Sobre tres temas quisiéramos especialmente reflexionar al exponer esta vertiente importante de la doctrina de Vitoria: a) autonomía del orden natural; b) optimismo ante la naturaleza; e) norma moral fundada en la misma. a) Por lo que toca a la autonomía natural, propuesta por Vitoria, se ha de encuadrar en la encrucijada histórica en que le tocó vivir. En ella chocaban dos tendencias extremas. Primeramente, la de quienes proponían un naturalis– mo radical, al margen de toda preocupación que no fuera meramente terre– na, como el naturalismo de Maquiavelo en política, el cual irá cundiendo por los diversos campos de la cultura. Frente a esta tendencia todavía se hallaba parcialmente vigente el agustino político con intento de absorber el poder político en el espiritual, según una mentalidad muy prevalente en la Edad Media. Contra ambas tendencias reacciona Vitoria en esta encrucijada. Lo hace desde su «sano naturalismo tomista». Con esta fórmula declaramos ante todo que se trata de un verdadero naturalismo, puesto que Vitoria adjudica plena autonomía a la naturaleza en su campo frente al orden sobrenatural. Esta dis– tinción es pareja a la tan conocida entre filosofía, obra de la razón, y teolo– gía, fundada en el dato revelado. El autorizado historiador W. Windelband interpreta esta distinción como un implícito aceptar la teoría de la doble ver– dad. Estaría vigente, según dice, no sólo en la baja Edad Media, sino también en el Renacimiento y en gran parte de la Edad Moderna 16 . Mucho da para hablar tema tan cimero. Pero parece suficiente recordar aquí que el máximo impugnador de la doble verdad fue Santo Tomás. Y, sin embargo, este doctor patrocinó decididamente la distinción entre filosofía y teología. Motiva Santo Tomás su oposición a la doble verdad en que tanto la filosofía como la teolo– gía proceden de una única fuente: la Verdad de Dios. Decimos ulteriormente que el naturalismo de Vitoria es tomista, por vin– cularse explícitamente a Santo Tomás. Este, al principio de su Summa Theo- 15 Francisco de Vitoria, Comentarios a la «Secunda secundae» de Santo Tomás, edic. preparada por V. Beltrán de Heredia, Salamanca 1934, t. III: De justitia et jure, q. 57, a. 3, pp. 12-16. 16 W. Windelband, Storia della filosofia moderna, traduz. di A. Oberdorfer, Valecchi edit., Firenze 1942, vol. 1, p. 5.

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