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Monasterio premostratense de Urdax 15 y de La Caridad, "como vicarios generales que dicen ser del cardenal Pissano, abad de S. Juan de Premoste, Generalísimo de la dicha Orden... y seyendo dicho monesterio del patronazgo real, no pertenecía la dicha elección al convento ni la dicha confirmación a los dichos abades". Y el Emperador, en uso de su derecho patronal y por las marrullerías del propio interesado, nombró or abad al canónigo de la catedral de Pamplona, D. Miguel de Goñi, que, por sus desafueros, estuvo a punto de acabar con aquella institución monacal. Fray Juan de Garbalda, campeón de la reforma cuando el desgobierno de Pedro de Orbara, interpuso recurso, a nombre de su monasterio, ante el Consejo de Castilla y tras porfiada contienda (julio de 1554 a 15 de diciembre de 1561) consiguió triunfar de las mismas reales cédulas de Felipe II. Desde Bruselas led había escrito el príncipe que, por haber sido nom– brado abad por el Emperador, el canónigo D. Miguel de Goni, debían aceptarlo en tanto se resolvía el pleito pendiente en el Real Consejo : "os mando ... que le acatéis y obedezcáis como vuestro Perlado y como de tal cumpláis sus mandanientos, como a nuestra merced cumple. E yo e nuestros predecesores, como patronos del dicho Monesterio han estado y estamos en posesión de presentar a vuestro monesterio per– sona que sea abad de él". A 24 de diciembre de 1556 renueva su orden, porque después de haber prometido acatar su real cédula de 11 de abril "ovo algunos de vosotros que la contradixisteis y pedisteis treslado de ella para reponder en su tiempo y lugar" 64 ). Fue entonces promovido a la abadía, por libre elección de los canó– nigos premostratenses, el denodado defensor de la reforma, fray Juan de Echayde y Garbalda, en calidad de trienal. No cesaron con ello las aflicciones del monasterio de Urdax. Por una parte tuvo que hacer frente a la protesta antiseñorial de sus granjeros. Preciso es consignar que en aquel duro trance fue D. Miguel de Goñi esforzado campeón de los derechos prediales del monasterio de Urdax. Por otra, cuando todo parecía sosegado, Felipe II, informado de la conducta irregular de ciertos premostratenses de Castilla, había conse– guido un Breve pontificio (16 de marzo de 1567) por el que todas sus comunidades debían quedar incorporadas a la Orden predilecta de los jerónimos. En Urdax no tuvieron que recurrir estos religiosos, como en Retuerta, a cepos, cárceles, ayunos y disciplinas para lograr su adhesión. Aquellos premostratenses, en su mayoría baztaneses y 64) AHN, Cons., 6927; Pza. 7 Executorial sobre preferir... ; cfr. nota prededente
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