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94 E. Zudaire Huarte rigor que merecen los transgresores de nuestras Leyes y superiores órdenes del Rey y su Consejo». Se delega en el Rdmo. P. Mtro. y Vicario General, José de Enseña, corifeo de los discordantes, la intimación del monitorio, con el que rudamente sorprende al interesado, en su celda abacial de Loyola, el 20 de mayo de 1806 45 ). Doblado el espinazo, según hábito y costumbre, responde Sanzberro a su reverendísimo padre general y general definitorio. Se emprendió la restauración de Urdax por presiones internas y externas: por mayoría aplastante en consulta a los religiosos y por instancias apremiantes que llegaron desde Navarra. No se contradice la real voluntad, porque la real orden de 17 de octubre de 1789, por la que se exigía la presentación de los planos en la Academia de Bellas Artes antes de realizar reparos considerables en edificios públicos, y especialmente en los templos, no se aplicaba en el reino de Navarra, que la había declarado contrafuero en las Cortes generales de 1794-1797. Y uno de los firmantes había sido el abad de Urdax, P. Francisco de Miranda, procurador por el Brazo Eclesiástico. Amén de que no se trataba de obra nueva, que requiera planos, sino de una «pura reedificación de la antigua». Ni en la iglesia se contempla por ahora más novedad que «entarimar el coro antiguo y disponer de un órgano suficiente». Cuando por el año de 1804 se recibió una advertencia semejante, se dejaron las obras en suspenso. Hoy que están para concluirse, no tiene sentido interrumpirlas. Se ha recibido entre danto la real autorización para el regreso, cursada por el secretario del Real Consejo, D. Bartolomé Muñoz, a las autoridades eclesiásticas y civiles de Navarra (prelado diocesano) y Guipúzcoa (diréctor de temporalidades, Diputación, Loyola). Como aún se insistió desde Retuerta en que los religiosos (canónigos premonstratenses) no 'tenían que moverse del santuario de Loyola sin una comodidad garantizada en Urdax, de acuerdo con el artículo 164 de las Constituciones, resplica el abad Sanzberro que «conviene que quanto antes se retire la Comunidad Premonstratense a su Monasterio; y que el 45 ) Providencia firmada por el secretario general del Orden Premonstratense, Juan Miguel de Calo, en Santa María de Retuerta, 6 de mayo de 1806. Documento inserto en la carta de Sanzberro al definitorio general. Ñ. Backmund presenta como abad general en 1804-1806 al P. Diego Rodríguez Mendo; y en 1805-1807, al P. José de Enseña, rev. «Hispania Sacra» XI (Madrid, 1958) 445 y 459; por mayo de 1806, cuando intimó al abad Sanzberro el mandato de sus superiores, figura J. de Enseña como vicario general.
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