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Ultimas peripecias de los premonstratenses de Urdax 77 devoción de los fieles; como tampoco en traspasarles el cuidado y cultivo de la huerta, «para ensanche, desahogo y alguna utilidad de los religiosos». Toda trasferencia deberá hacerse por escrito, debidamente autorizado. Al Real Consejo se remite el señor Doz para la consignación de los 11.000 reales de deterioros causados por la tropa en los edificios; y de alguno de los juros habrán de descontarse los cinco o seis mil reales anuales necesarios para su conservación. Los premonstratenses habrán de continuar con la entrega de los 100 fanegas de trigo, «salvo que S.M. agravase el donativo en atención a usufructuar los religiosos toda la huerta». El sobrante de las rentas del colegio debería refundirse con los démás bienes de temporalidades, «para atender en general al pago de anualida– des de los ex jesuitas, que existían más de dos mil, y a las demás cargas y obligaciones de justicia que tenían estos fondos». Real Resolucion En sesión de 27 de enero de 1796 determinan los ministros del Real Consejo de Castilla ordenar al virrey y regente del de Navarra que, después de oir a los vecinos de Urdax y de Zugarramurdi acerca de la solicitud presentada por aquellos canónigos, informen con puntual noticia sobre el estado en que habían quedado monasterio y fincas adscritas y sobre el costo de su restablecimiento; inconvenientes y ventajas de la permanencia y del traslado a Loyola; atención pastoral en sus vicarías parroquiales. Habrá de consultarse asimismo al señor obispo de Pamplona por si concuerda con su predecesor. Responde el regente de Navarra, en oficio de 15 de abril, que los vecinos de Urdax y Zugarramurdi tienen por ventajosa la instalación temporal en Loyola, no sólo por haber sido reducidos a cenizas el monasterio con sus pertenencias, «blanco del encono de los enemigos>>, sino por haber sido el monasterio «motivo de los desgracias e infortunio que habían sufrido» los vecinos de la villa, que perdió en el incendio 49 casas vecinales, 21 de segunda clase, 25 bordas, el cuartel y una tejería. Agravóse la precaria situación de los premonstratenses con la pérdida reciente de 20.000 plantas de árboles bravos por culpa del fuego; «siendo casi moralmente imposible reparar los daños ni poder hacer cálculo del costo que tendría poner et Monastº en el pie en que estaba». Según dictamen de los dos peritos que envió Colomera a examinar las ruinas, podría calcularse en más de 100.000 pesos la obra de restauración

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