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PROGRAMA DE URGENCIA DEL VIRREY GUIRIOR 289 proponía el trasplante de dicha población goajira a las islas de Santo Domingo o de Cuba, en donde por analogía de clima y de cultivos, no adolecería su salud, ni por la situación geográfica prosperaría su inquietante trapfoheo. Sugerencias del mismo cuño se harán a Guirior, que preferirá a toda forma violenta una nueva campaña de apacigua– miento y de reducción a poblados. Otros fines del real servicio retuvieron al nuevo virrey en Carta– gena de Indias. Aunque, según el "precepto de la ley municipal", le entregara don Pedro Messía de la Cerda su Relación de gobierno o instrucción relativa a las realizaciones y a los problemas o realizables del virreinato de Santa Fe, procuró luego Guirior la información di– recta, que, como más ajustada a su profesión y a sus periplos ame– ricanos, se inició por puertos, calas y surgideros. "Hállase la navegación de los Dominios de S. M. de la América -escribe al ministro Julián de Arriaga- abandonada y destruida por los excesivos derechos que se exigen en todos sus puertos" ; derechos, sobre excesivos, arbitrarios .. y opuestos a diversas leyes de Indias, como la ley 12, título 43, libro 9 y la ley 19, título 6, libro 8, que prohiben al gobernador de la plaza, al guarda mayor y al alguacil mayor cobrarse de 25 a 50 pesos por embarcación fondeada, so pre– texto de visita; sumados esos gastos con los de registro, hospital, inquisición. oficiales reales, calafateador y carpintero (por su simple inspección), montan las estadías de cualquier navío comercial, grande o chico y mediano: en Portobe1o, 230 ,pesos diarios; en Riohacha, 122 pesos y 6 rea,les; en Cartagena, 102 pesos, 2 reales; y en los puertos panameños de Perico y el Pozo, 428 pesos, 4 reales y 278 pesos y 6 reales, respectivamente. De cargas tan exorbitantes procedía la falta de navíos y de co– mercio y Ja carencia de marineros para un repentino caso de guerra; hasta para el gobierno de las balandras guardacostas de S. M. tenía que recurrirse a súbditos extranjeros, enemistados con su nación, por no hallarse sujetos prácticos entre los suyos. Y como consecuencia inmediata más grave, esa ruina de la navegación venía provocando la total ruína del país que, al no poder exportar los productos so– brantes de la tierra y las manufacturas de sus obrajes, abandonaba campos y talleres. Resolvía Guirior que por todos los derechos de registro, anclaje, 19

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