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EL MAESTRO JUAN DE VILLALPANDO, SOSPECHOSO DE HEREJÍA 43 porque se avía dado poco Dios, y assí solía ella comulgar con muchas; y que la vida de las Beatas era más perfecta y mejor que la de la Reli– gión, y 1 q,ue mejor se podía servir a nuestro Señor acá fuera que en los Monasterios; y que los que se haUassen en los Oficios Divinos no se levantassen al Benediotus y Te Deum laudamus ni al Magnifioat ni a la Gloria ni al Evangelio) porque era más perfección quedarse de ro– dillas quien estava recogido; y que no era necessario oyr sermones ni leer libros santos, que mejor era orar en el Libro de la Vida; y que se avían de tener cerrados los ojos oyendo Missa y al tiempo de la elevación de el Santíssimo Sacramento; y que se avía de comulgar cada día y tener por más Santos a los que davan Formas más grandes y en más número; y que no era necessario tener Imágenes para orar y moverse a devoción, sino amar a Dios; que haziéndolo assí eran Tem– plos de la Santíssima Trinidad, y teniéndola dentro de sí no avía más que mirarla aUí; y que las Obras de Caridad eran impedimento de la perfección; y que el Rosario no se avía de rezar sino muy acaso o andando por la calle; y que en la vía purgativa (que es la de los prin– cipiantes en la vida espiritual) no se avían de llorar los pecados sino cosa de un mes o menos; y que en la vía iluminativa no se avían de detener hasta subir a la unitiva; y que en ésta no se avía de pensar nada en la Pasión [por error se consigna "Oración"] ni en la Huma– nidad de Christo sino en la Divinidad, y esperar a Dios que obrasse y revelasse al alma sus secretos. Y enseñava a menospreciar a los Le– trados y sus letras, teniéndolos por sobervios y por ociosos sus estudios y por escusado el tratar con ellos; que no se podían salvar las personas que traxessen galas; y que la Oración y abstinencia no se podían con– servar juntas mucho tiempo, si no era por milagro, porque como el amor es fuerte como la muerte consume las fuerQaS; y que no bastava guardar los mandamientos de la ley de Dios para salvarnos, sino que era menester tener mucha Oración, sin la qual no podían salvarse; y que el rezado de cuentas era de poca importancia para la reformación de la vida, y que mejor era la Oración de entre el alma y Dios, y llamó Cencerro al Rosario de la Virgen. Y que las mugeres casadas no tenían obligación de obedecer a sus maridos por estarse todo el día en la lgle– sia; y que quien ama a Dios, toda la ley cumple, fingiendo que se lo dixo nuestro Señor, queriendo ella cumplir cierta penitencia que se la avía dado en confessión. Y que dio a entender que porque nuestro Señor padeció, por nosotros, podíamos tratarnos regaladamente, que los padres huelgan de que los hijos goz.en con descanso lo que ellos adquirieron con trabajo, [no] dudando ella de acostarse en cama regalada. Y por Núm. 14 (1968) 485
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