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EL MAESTRO .JUAN DE VILLALPANDO, SOSPECHOSO DE HEREJÍA 33 ven a tronar los calificadores del Santo Oficio. Por la misma ora– ción mental dispensaba Villalpando del precepto dominical de oír misa. En cambio, no parece renovaran, como sus predecesores de Llerena y Toledo, aquel otro error atribuído igualmente a los begardos, de la impecabilidad ni del grado supremo de gracia. Ni se debió dar mayor crédito, aunque cuatro testigos lo abonaran, a la acusación contra el clérigo tinerfeño de que con su método de perfección cristiana se llegara a ver en este mundo la esencia divina, error que dijimos derivaba de Plotino. E,l menosprecio de la oración vocal es, por herencia, iluminis– ta; pero lo que saca de quicio a los calificadores dominicanos es que tan vil y bajamente sintieran de su forma de oración vocal, el rosario, "tan recomendado de la Virgen N.ª Sr.ª, con innume– rables milagros, y de los Sumos Pontífices y sus legados, con treinta y una bulas y innumerables indulgencias". Califican como "de herejes calvinistas, dezir mal del rosario". Madre Catalina se atrevió a llamarle "cencerro"; y otro "alumbrado", no menos que "basura y estiércol". Ese no fue Villalpando 72 • Villalpando, aun– que, por granjearse la pía admiración de la gente ruda e igno– rante, hubiese llegado a ciertos extremos, procedió generalmente con bastante prudencia y de acuerdo con ciertos principios fun~ damentales que mantuvieran su prestigio entre los propios, sín comprometerlo excesivamente entre los extraños. Lo malo fue que alguien levantara la tapa de la olla y su tufillo nauseabundo llegara hasta el Santo Oficio. Declararon setenta testigos -y fue uno de sus recursos para pazguatos- que cuando Villalpando misionaba por los pueblos solía mostrar en el confesonario a sus penitentes dos trozos de carne, en uno de los cuales se veía a la Santísima Trinidad y en el otro a San José y a Nuestra Señora. Consta tal superchería en el acta final de acusación. Podían haberle obligado a retractarse o a que mostrara aquellos trozos de carne que por lo menos debía de ser incorruptible. Es un episodio anormal y estrambótico en Villalpando, que si ponderó las visiones y revelaciones de Madre 12 Memorial de la secta..., año 1625, Título 2: Oración. .Núm. 14 (l96SJ 475

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