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334 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES de 85 folios, por los que el escribano Caicedo habrá de cobrar a razón de 60 maravedíes folio (78). Aunque estaba persuadido Sarratea de que el exceso de mermas que se achacaba a los fundidores y ensayadores de Popayán no se debía a que "aquellos fueran menos hábiles o menos honrados", con todo, antes, de expresar su dictamen, recurrió a informe de D. Luis Ortega y Padilla, fundidor de la ceca de Santa Fe. Sienta éste como principio la diferente na– turaleza de los oros que se adquieren para amonedación, por su ley y por su maleabilidad y ductilidad: con métodos físicos de fundiciones y mezclas se alcanzaba la proporción legal. Una vez fundido, se vertía el oro desde dos metros de al– tura sobre agua fría en agitación, con el fin de granularlo y multiplicar su contacto con el polvo de ladrillo y con la sal gema (que llamaban sal vijua y procedía de las minas de Zi– paquirá); se rociaba con vinagre o con agua salada para con– vertir en pastosa aquella mezcla polvorienta, antes de apel– mazarla, en capas alternantes con la sal común, en cuencos u ollas de arcilla porosa, que se tapaban con barro. La forma de dichas vasijas, de las, que hay algún ejemplar en el museo, es bulbosa y argárica; se les daba el nombre de cascos. Apilados en derredor de un horno vertical, alimentado con leña durante cuarenta y ocho horas por los llamados leones, se retostaba la masa, formábanse los cloruros y se desprendía el oro libre. Según el fundidor Ortega, el secreto de su rendi– miento consistía en que nunca se mezclaba, tras de cada fun– dición, las lices o granallas menudas con el granzón grueso, sino que éste se vaciaba en una olla especial, contraseñada; se conseguía aislar el grano más fino cerniendo la granalla destinada al cimiento, después de muy bien lavada, por unas tutumas o cernideras, con orificios pequeños, "entre una avie– sa de agua con unos lebrillos dentro, para que caigan en ellos las granallas o tices muy menudas que hubies,e". Y esa gra– nalla menuda, una vez seca, se vuelve a cribar por otra cola- (78) Anbog, Moneda, t. 3, f. 798-885. Abarca este proceso inconcluso desde 27 de agosto de 1783 a 16 de octubre de 1794, y se reduce al bienio 1775-1776. En Miscelánea, t. 97, f. 946-947 (a. 1783) reclamaciones del se– cretario de Indias al superintendente de Popayán' por mermas.

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