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232 EULOGIO ZUDAIRE HUARTE como testimonio de los bollos que quedaban disponibles. Práctica análoga se conoció en España cuando el peso fuerte se cotizaba a 170 cuartos de vellón, en tanto que en América valía 128 cuar– tos de plata (43). Cuartillos circularon en el Nuevo Reino de Granada, aunque no más al sur de Popayán, y siempre en tan corta cantidad que presenció Escobar en Cartagena el pago del prest o salario de la tropa con pedacitos de barras de oro, por falta de moneda divisionaria. Y supo de quien, con su oro en el bolsillo, padecía hambre, porque no hallaba con quién mercadear aceptablemente su palacra. Los cuartillos, en emisiones cortas por lo arduo de la opera– ción, desaparecían como por encanto. Botín muy codiciado del mer– cado negro para su venta al exterior. El peso fuerte americano valía en España diez reales de plata, equivalentes a veinte de vellón; el medio peso o real de a cuatro, diez reales de vellón; la peseta o real de a dos, cinco; el real de plata, dos y medio de vellón; y el medio real de plata, un real y cuartillo, de vellón. Y en. definitiva, el peso fuerte americano equivalía en España a 170 cuartos de vellón, moneda desconocida en América, en donde no corre la calderilla; pero que podría tra– ducirse en otra imaginaria si valiese como en España diez reales de plata. Los comerciantes ajustan sus cálculos, en facturas y cartacuen– tas, a reales de plata de 16 cuartos; por lo que el peso queda va– lorado en 128 cuartos, equivalentes a 15 reales y 2 maravedíes de vellón; y por esta regla de cuartos se cargan los costos, gastos, intereses de riesgo, primas, fletes y derechos, aunque a veces se especifica que son reales de plata efectivos de a 17 cuartos, como los del cuño sevillano de 1718, retirado de la circulación. Con el fin de esclarecer esta maraña contable, derivada de la diversidad monetaria en España y en América, aduce Escobar un ejemplo, que prefiero transcribir literalmente: «Compra un Mer– cader en Cádiz cien piezas de Bretaña, v. gr., a dos pesos, que asienta en factura de ciento veinte y ocho quartos imaginarios, que importan pesos 200 ó 35.600 quartos efectivos (¿no son 25.600?), y éstos los paga en pesos fuertes, expecie de América, con ciento cinquenta pesos, quatro reales y veinte y quatro maravedises, todo de plata antigua; pónense en América las mismas cien piezas de Bretaña y haze el Mercader su cómputo prudencial de principal, costos, derechos, fletes, etc., que, v. gr., cargando un 25 por ciento (43) Escobar, Informe [4], fol. 831v.

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