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INICIATIVAS REFORMISTAS DESDE EL NUEVO REINO DE GRANADA 229 ciento de su valor en razón del «repartimiento de Lima». Cavila Es– cobar acerca de dicho repartimiento o derrama: tal vez fuera un modo de reintegrarse el consulado limeño del anticipo de 100.000 pesos hecho a los galones en 1730 o del otro suplemento de 400.000 pesos entregados a la escuadra de don Blas de Lezo, a no ser que se derive del entable de 719.084 pesos recaudados por la real Ha– cienda en concepto de almojarifazgo, avería y alcabala, según lo capitulado en 1690, y que se dio por cancelado en 1721 en acuerdo que firmaron el arzobispo virrey, ilustrísimo señor don Diego Mor– cillo, y el prior y cónsules del comercio de Lima. Pero como Gua– yaquil no pertenecía al virreinato peruano, sino al del Nuevo Reino de Granada, tampoco su cacao tenía por qué continuar sujeto a tales derramas municipales (34). Mas no cesaban con lo dicho las arbitrariedades, porque al des– embarcar el cacao en Panamá, véndase o no en dicha plaza, se le carga un cinco por ciento de almojarifazgo, diverso del dos y me– dio de procedencia, más un uno y cuarto de «unión de armas», im– puesto que únicamente afectaba al mercado peruano desde los días del virrey conde de Chinchón. Item más, la carga de 75 libras abo– na otros dos reales por impuesto local o de propios de la ciudad de Panamá. Su precio en Guayaquil es de un peso, pero los oficiales reales valoran dicha carga en cuatro pesos, y sobre ese nuevo afo– ro imponen el derecho de avería, que al parecer deriva del impues– to del boquerón, fijado en la «Declaración de derechos» de 20 de abril de 1720 para los frutos y caudales que se traficasen en la fe– ria (35). Págase además, en tierra panameña el «derecho del piso del ca– mino de tierra (a real por zurrón), más otros dos reales del cama– raje de Cruces», esto es, de bodegaje o almacén. En Portobelo se cotiza a cinco pesos la carga de 75 libras que costó uno en Guaya– quil. Y la partida de cacao, que conducida por tierra a través de las provincias del interior habría abonado 15 pesos y cinco reales, al seguir la ruta de Panamá tendría que abonar 44 pesos, dos reales y 13 maravedíes, por unos absurdos dobles derechos de almojari– fazgo y de avería, más un cuatro por ciento de alcabala. Al desem– barcar en Cartagena, otro cinco por ciento de alcabala. De ahí que el zurrón de cacao que en Guayaquil se expendía a 20 ( en ocasiones a ocho) reales llegaba a cotizarse en Cartagena a 8,10 y aun 11 pe– sos, es decir a encarecerse en un 800 y en más de un mil por den– to (36). (34) Idem, fol. 805v. (35) Idem, fol. 806. (36) Idem, fols. 809-809v.

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